Stan Sakai en la EASDIB, minutos antes de impartir la conferencia. | Joan Torres

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Más de seis mil páginas después, Stan Sakai (Kyoto, 1953) no ve el final de su buque insignia, el conejo samurái Usagi Yojimbo (Conejo Guardaespaldas, en japonés). Con él, lleva granjeándose el favor de público y crítica desde hace más de tres décadas, incluidos tres premios Eisner, conocidos como los Oscars del cómic. Este martes, impartió una charla profesional en la Escola d?Art Superior de Disseny de les Illes Balears, en la que compartió su metodología de trabajo e incluso se animó a dibujar en directo.

En contra de lo que podría suponerse en un primer vistazo, Usagi Yojimbo no es un manga. «Habla del Japón feudal, pero la forma de contar la historia se adapta más a lo que se hace en Occidente», explica el autor, quien, pese a su origen nipón, creció y estudió en Hawái y California. Es más, las aventuras de Usagi nunca han generado un gran impacto en Japón, «como pasa con la mayoría de cómics occidentales. Ni siquiera está traducida, y solo se encuentra en librerías que ofertan obras en inglés».

Las aventuras de Usagi Yojimbo comenzaron en 1984. «Quería hacer un historia sobre samuráis. Un día dibujé un conejo con las orejas atadas con un cinta y me hizo gracia. Era muy simple pero, a la vez, único», recuerda Sakai. Treinta cuatro años más tarde, el personaje ha evolucionado, tanto en imagen como en personalidad, «como yo mismo», pero se mantiene fiel a los valores que desde el principio pretendía transmitir: honor y lealtad, hacia uno mismo y hacia otros, este último caso, personificado en la figura del maestro fallecido.

Pero Usagi no solo ha cambiado de aspecto dentro de las páginas. Se transformó en videojuego a finales de los ochenta y dentro de poco saltará también a la televisión en forma de serie animada. Incluso ha participado en un crossover con las Tortugas Ninja, recientemente editado por la editorial Planeta.

A pesar de todo, Sakai asegura que se seguirá dedicando exclusivamente a las historias en formato cómic «porque sigo disfrutándolo y no tengo otras habilidades».