El quinteto de Girona liderado por Gerard Quintana, Sopa de Cabra. | Redacción Cultura

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«Bona nit, malparits!» era el habitual grito de guerra con el que Gerard Quintana iniciaba sus aquelarres de poesía y electricidad. Eran otros tiempos. Hoy, Sopa de Cabra ha bajado el pistón, su música es más reposada y los fogosos himnos stonianos ceden el paso a medios tiempos con acento folk, aunque sus canciones siguen apelando a lo más hondo. Podremos comprobarlo el próximo 4 de agosto en Sa Quintana de Sineu, en un concierto enmarcado en su gira Cercles.

Tras catorce años de silencio discográfico, Cercles es el nuevo trabajo de uno de los grupos que puso banda sonora a los noventa, integrado por diez cortes en los que la banda de Girona busca un entorno más reflexivo, reflejo de un momento de madurez creativa. Su nuevo material se mezclará en Sineu con clásicos como L’Empordà, El carrer dels torrats, Podré tornar enrere o Sota una estrella, auténticos clichés del rock català. El concierto, que superará las dos horas de duración, servirá para tomar el pulso en directo a una banda que no ha perdido fuerza en la escena catalana, ni tampoco su capacidad para despertar emociones.

Pasajes de un intimismo sobrecogedor (Dolços plans) se solaparán con tramos de una energía vivificante (Mai trobaràs). Y es que cada pieza de Sopa de Cabra merece una disección, porque difiere de cualquier otra y remite a los más grandes: El boig de la ciutat se alistaría con descaro en la disco grafía de Neil Young, mientras que Sempre a prop apunta a los Stones y El far del sud al Tom Petty más inspirado. Zambullirse en el rock clásico americano para encontrar contemporaneidad y algo nuevo que contar es una ciencia en la que Sopa de Cabra se doctoró hace tiempo.