Eduardo Mendoza recibe de manos del Rey la medalla que le acredita como Premio Cervantes. | Juan Carlos Hidalgo

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El escritor Eduardo Mendoza recibió este jueves el Premio Cervantes en una ceremonia, como es tradición, en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, en la que aseguró estar «perplejo, atemorizado y descontento» de cómo va el mundo, que vive «tiempos confusos e inciertos». El acto estuvo presidido por los Reyes.

«Vivimos tiempos confusos e inciertos. No me refiero a la política y la economía. Ahí los tiempos siempre son inciertos, porque somos una especie atolondrada y agresiva y quizá mala, si hubiera otra especie con la que nos pudiéramos comparar», ha asegurado Mendoza en un discurso cargado de humor e ironía.

Por el contrario, el autor de 'La verdad sobre el caso Savolta' señaló que la incertidumbre y la confusión a las que se refiere son «de otro tipo». «Un cambio radical que afecta al conocimiento a la cultura, a las relaciones humanas, en definitiva, a nuestra manera de estar en el mundo. Pero al decir esto no pretendo ser alarmista. Este cambio está ahí, pero no tiene por qué ser nocivo, ni brusco, ni traumático», ha apuntado.

En este sentido, Mendoza ha enmendado una frase del Quijote –sobre cuya figura literaria ha girado durante todo el rato su discurso– al aseverar que no es que «no haya pájaros en los nidos de antaño» durante su vuelta a casa, sino que «los hay, pero son otros pájaros».

Siguiendo este hilo de mezclar realidad con ficción novelesca, el autor catalán ha reconocido que alguna vez se ha preguntado si don Quijote «estaba loco o si fingía estarlo para transgredir las normas de una sociedad pequeña, zafia y encerrada en sí misma».

Así, su conclusión es que el ingenioso hidalgo está «realmente loco, pero sabe que lo está, y también sabe que los demás están cuerdos y, en consecuencia, le dejarán hacer cualquier disparate que le pase por la cabeza».
Por parte, el Rey elogió a Eduardo Mendoza como «maestro en el manejo del idioma» y «verdadero ‘biógrafo'» de Barcelona, una ciudad que ha propiciado «un extraordinario ecosistema cultural» y donde, como en su obra, la convivencia entre castellano y catalán «es algo natural». En su discurso, el monarca ensalzó al escritor como un «verdadero artesano del lenguaje», que usa «como una herramienta de precisión» ajustada a los diferentes registros idiomáticos de sus personajes para acercar al lector a diversas realidades, «desde la de los diferentes grupos marginales a la de las clases altas, en diferentes épocas y en diferentes lugares». También recordó que su primera novela, 'La verdad sobre el caso Savolta', transformó el panorama literario de España.