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El actor Alberto San Juan (Madrid, 1968) representará el monólogo Autorretrato de un joven capitalista español el sábado 13 de septiembre, a las 21.00 horas, en el Teatre de Lloseta y, además, el 12, en Can Danús de Palma, hablará a las 20.00 de su proyecto Teatro del Barrio, que lidera en Lavapiés. El fundador de la compañía Animalario -«a pesar de lo muchísimo que facturamos durante quince años, cuando nos separamos, hace tres, debíamos más de 100.000 euros a los bancos», comenta- hace un repaso crítico y cómico a la historia del país desde la fecha de su nacimiento hasta la actualidad.


—A estas alturas ya no quedarán jóvenes capitalistas españoles.

—En este caso, la palabra capitalista no se refiere a tener mucho dinero, sino a haber sido criado en un sistema capitalista y, por tanto, haber asumido muchas de sus premisas de forma inconsciente. Ahora parece que se impone la necesidad de cambiar el sistema que organiza nuestra vida en común; es decir, superar el capitalismo, que es algo que creo que hay que hacer. Para poder hacerlo, hay que ver lo que hay de capitalista dentro de cada uno.

—¿Es comedia, hay humor crítico?.

—Es un relato en el que hablo la historia de mi vida para narrar la historia de mi país, desde que nazco, en 1968, hasta la actualidad, con especial atención a la transición de la dictadura a la democracia. Surge de la necesidad de intentar comprender cómo habíamos llegado a donde estábamos. Se estrenó en abril de 2013 ante la necesidad de comprender cómo era posible que aquello que se creía sólido, -sanidad y educación públicas, cierto derecho a la vivienda y al trabajo-, fuera devorado en tan poco tiempo. Y lo cuento en formato cómico.

—Supongo que busca que el público reflexione y vaya más allá, no sólo entretener.

—Pienso que el sentido del humor, en sí mismo, es transformador, te puede ayudar a ver las cosas desde puntos de vista inesperados, y evita los dogmatismos y los pensamientos estrechos porque lo cuestiona todo. Es una producción del Teatro del Barrio, una cooperativa de consumo, y es un proyecto para hacer política a través de la cultura. Nuestros montajes pretenden ofrecer información útil para el cambio, pero teniendo claro que una obra de teatro o es entretenida, como mínimo, y tiende a ser apasionante, o no vale para nada.

—Un solo actor sobre el escenario con un monólogo de cien minutos. ¿Cómo logra que no decaiga la tensión?

—Pues no lo sé. Creo que la posición desde la que yo miro y cuento lo que veo es una posición bastante humilde porque en el propio monólogo digo que el espectáculo nace de mi propia ignorancia y de mi necesidad de saber. Parece que esto genera bastante empatía con el público, favorecido por el uso del humor.

—En la obra habla de que tiene el dinero en un importante banco, que usa tarjetas de crédito… ¿Es capacidad de supervivencia, cinismo o realidad?.

—Es real. Los ciudadanos aún no hemos sabido inventar una alternativa a Vodafone o Movistar, dos empresas del Ibex 35, entremezcladas con bancos, constructoras, eléctricas, y que determinan nuestra vida. Son las que, por la lógica del capitalismo, lo que tienen que hacer es ganar cada vez más, y eso está por encima de todo, incluso de la dignidad humana.