Imagen promocional de la banda Vetusta Morla, que actúa el día 6 en Palma.

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Hubo un tiempo muy lejano, allá por el verano de 1998 en la localidad madrileña de Tres Cantos, en el que un grupo de seis colegas del instituto José Luis Sampedro actuaban en las semanas culturales del centro dada la oportunidad que les otorgaba su profesor de Filosofía. Con los años, todavía sin disco, los conciertos se fueron multiplicando e incluso dieron algunos ante siete personas -incluidos camareros- en un bar de Lugo. Eso ya no ocurre.

La tónica general de Vetusta Morla, o lo que es lo mismo, Pucho, Guillermo Galván, David García 'El Indio', Juan Manuel Latorre, Álvaro B. Baglietto y Jorge González, consta ahora en llenar la sala La Riviera de Madrid durante cinco noches y congregar a 12.000 personas. Ocurrió el mes de mayo en la gira de presentación de su tercera referencia, La deriva , cuya «crudeza» traslada al recinto de Son Fusteret, el 6 de agosto, a partir de las 20.00, precedido por Son & The Holy Ghosts.

La ascensión meteórica de la banda que capitanea Juan Pedro Martín, Pucho, se aprecia rebobinando cinco años atrás. «Cinco de cara al público y quince de cara a bregar adentro. La formación llevaba funcionando nueve años cuando se publicó el primer disco [ Un día en el mundo ]», matiza en conversación telefónica el baterista, David García 'El Indio'.

Ganó concursos, hizo algunas grabaciones de maquetas y este conjunto con el nombre de la tortuga de La historia interminable , de Michael Ende, se codeó con varios productores en un periodo que coincidió con la crisis discográfica, tuvo que lidiar con una piratería salvaje, la caída de ventas de discos y el fenómeno de Operación Triunfo .

Sello

Pero no importaba. «Teníamos que sacarlo aunque fuera nosotros mismos», indica García. Crearon Pequeño Salto Mortal, un sello desde el que han editado sus tres álbumes. «Las multinacionales nos decían que nuestra propuesta era un poco arriesgada, música independiente que no sabrían cómo difundir; mientras que las independientes nos decían que era música comercial y no encajaba con su funcionamiento».

La sonoridad de Vetusta Morla ha virado pero conserva e incrementa una legión de fieles seguidores. En La deriva , «hemos buscado un sonido más directo, con más presencia de la batería, más rockero», concluye el baterista.