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Josef Albers y Joan Miró se sientan a conversar por primera vez en Palma. Parecen «dos artistas muy lejanos entre sí. Albers, geométrico, y Miró, más orgánico». Cuando el diálogo toma profundidad «aparecen elementos coincidentes en sus obras y en sus espíritus». La Fundació Pilar i Joan Miró une el trabajo de ambos artistas en Ardor de la mirada, una exposición que se inaugura mañana, a las 19.00 horas, y que 'enfrenta' más de doscientas piezas de ambos creadores para poner en valor el paralelismo de sus trayectorias.

La exposición está comisaria por Nicholas Fox Weber, director de la Fundación Josep y Anni Albers, y Elvira Cámara, directora de la Fundació Miró. «Ambos artistas tenían necesidad de la naturaleza, también gusto por el objeto», comenta Cámara, quien explica que otras conexiones entre ellos se encuentran en el trabajo de la cerámica, el arte primitivo, el arte mural o la investigación en diferentes técnicas».

El único documento que relaciona a ambos de forma directa es un recorte de prensa hallado en el archivo de Josef Albers y en el que aparece escrito en rojo 'Miró'. «Miró le fascinaba», afirma Fox Weber, quien relata: «Fueron grandes pintores y los dos sentían ese amor profundo y duradero por la vida. Se deleitaban con lo cotidiano y proyectaban el mundo que veían». El comisario señala en el texto que firma en el catálogo de Ardor de la mirada detalles que también se repiten en las experiencias vitales de ambos: Rechazo del totalitarismo, sus reticencias a aparecer en actos sociales, o el amor por las cosas honestas.

La muestra, que podrá visitarse hasta el 21 de septiembre, reúne pintura, grabado, dibujos, collages , objetos y esculturas por todos los espacios interiores de la fundación.