Albert Pinya y Tanya Akhmetgalieva, entre matrioskas y un 'siurell', en el estudio del primero.

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Los porcs negres voladores de Albert Pinya toman la Plaza Roja de Moscú en el proyecto que aúna su universo, con enjundia, y el de la artista Tanya Akhmetgalieva. Los siurells se relacionan con las matrioskas y los ovnis aterrizan en la explanada del Gran Palacio del Kremlin. La asociación entre los creadores fructificó en noviembre de 2012 cuando los comisarios de ambos, Alberto Podio y Ekaterina Inozemtseva, avistaron dos imaginarios paralelos, exóticos, que merecían enfrentarse en una exposición que se presentará el 24 de noviembre, en el Multimedia Art Museum de Moscow.

Tanya Akhmetgalieva llegó a Mallorca hace una semana. Se hospedará en casa de Pinya durante aproximadamente un mes y medio o dos. Hasta entonces han mantenido contacto vía Internet, intercambiándose correos con posibles propuestas que desembocarían, por ejemplo, en la creación de un libro con traducciones cruzadas entre poetas siberianos -Igor Davletshin, Andrey Rogov o Max Ukolov- y mallorquines -Agustín Fernández Mallo (de adopción), Jaume Pons Alorda o Àngel Terrón-. De esta simbiosis también regurgita un intercambio cultural, arquitectónico y gastronómico patente en sus trabajos. «Para mí es el proyecto más inusual, es muy poco previsible y creo que tiene un componente mágico, todo es fruto del destino», reflexiona Pinya. «Me llamó la atención su uso del color, era un punto de encuentro entre ambas estéticas y simbologías, simpatizo con la exuberancia del color o las referencias a la estética pop, naif», destaca sobre la obra de su compañera de viaje.