Fotografía de archivo (Las Palmas de Gran Canaria, 26/11/2001), del poeta, actor y escritor madrileño Leopoldo María Panero. | ELVIRA URQUIJO A.

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El poeta Leopoldo María Panero (Madrid, 1948), exponente de la poesía transgresora, falleció la noche del pasado miércoles en Las Palmas de Gran Canaria. Fue hijo del gran poeta astorgano Leopoldo Panero, una de las mejores voces líricas de postguerra, y la escritora y actriz Felicidad Blanc. El autor irrumpió en el escenario de la poesía española de los años 70 y que, con su aureola de escritor «maldito», vivió largas temporadas en psiquiátricos.


Hijo del «radicalismo» y la revuelta juvenil de los años 60 y 70, tuvo una vida personal transgresora. Estudió Filosofía y Letras, que abandonó en segundo curso, en protesta contra el «conocimiento formal». Publicó por primera vez en 1968 el poemario Por el camino de Swant, al que siguieron Así se fundó Carnaby Street (1970), Teoría (1973), El que no ve (1980), The last river together (1980), Dioscuros (1982) y El último hombre (1984). Son años que transcurren para Panero en los que fue detenido en seis ocasiones.

Tras un año en París, regresa a España en 1979 y publica Narciso en el acorde último de las flautas, uno de sus libros más celebrados. Su cuento Paradiso o le revenant obtuvo el premio de cuentos Gabriel Miró 1984 y recibió el Premio Estaño de Literatura 2003 por Antología poética. Su producción literaria se prolongó hasta 2007, cuando vio la luz su último relato.
Panero también hizo sus pinitos en el cine. En 1976 cuando estrenó la película El desencanto, de Jaime Chávarri, sobre la demoledora vida de la familia Panero y Felicidad Blanc, y en 1994 trabajó con Ricardo Franco en Después de tantos años (1994), donde se interpretó a sí mismo.

Mallorca

Panero visitó la Isla a finales de la década de los setenta. En torno a 1977, el poeta, amigo de Ana María Moix, recientemente fallecida, participó en la escena cultural y nocturna, y en actos reivindicativos como el que logró que se evitase la urbanización en sa Dragonera, junto a, entre otros, David Fernández Miró. Los que le recuerdan dicen que fue un gran poeta, pero también raro y con problemas psicológicos, que marcaron de manera clara su vida, pero también su literatura.