El escenario remite al París de finales del siglo XIX. | Jaume Morey

TW
2

Cuatro días. 24 horas cada jornada. Más de medio centenar de operarios requieren ese espacio de tiempo para ‘construir’ el escenario del musical Los Miserables, que se estrena mañana, a las 21.30, en el Auditòrium de Palma, donde residirá hasta el 16 de marzo. El material, cerca de 90 toneladas, ha sido transportado en once tráilers desde la Península. Es un set a propósito para el 25 aniversario de esta producción –con mejoras– que inició su andadura en Londres en el año 1985 y que trasladará al espectador hasta el París de finales del siglo XIX.

Francisco Grande, jefe técnico del montaje, remarca que es un espectáculo «muy delicado, la técnica no te puede sacar de la historia. Necesita mucha sutileza a nivel de iluminación y de vídeo, con proyecciones que dan profundidad a la escenografía. La característica es la delicadeza con la que hay que trabajar la técnica».

Otros de los detalles a tener en cuenta del atrezo, compuesto a partir de materiales como hierros, maderas texturizadas y fibras de vídeo, son los automatismos. Implican que «la escenografía sea muy ágil a la hora de hacer cambios. Está bien resuelta ya que son unos elementos que combinados hacen viajar en el tiempo».

Escenas

Entre 40 y 50 escenas diferentes se desarrollan en esta obra basada en la novela de Victor Hugo, vista por más de 65 millones de espectadores alrededor del mundo. Desde una galera donde se encuentra el preso Jean Valjean (Nicolás Martinelli), pasando por la fábrica que regenta el alcalde o escenas interiores en la casa de Valjean, hasta la ciudad de París, revuelta por las barricadas.

Tras cuatro días, trabajando cada jornada 24 horas, los técnicos realizan las «pruebas de orquesta, micros, ajustes de iluminación y ensayos generales a primera hora del último día». Entre equipo técnico, elenco y orquesta, viajan 100 personas en esta gira de la productora Stage Entertainment.

Una de las premisas «es que Los Miserables se ofrezca tal y como es en todos los lugares», añade Francisco Grande.