Un instante de la actuación de Jaime Anglada en el Auditòrium, acompañado por los músicos de la Orquestra Simfònica de Balears. | Pere Bota

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Un año después de su presentación en el Teatre Principal de Palma y coincidiendo con su último lanzamiento discográfico, Temposinfónico, el cantante Jaime Anglada puso ayer otra vez sobre un escenario, en esta ocasión el de la Sala Magna del Auditòrium de Ciutat, el que es su proyecto más ambicioso, que ya estrenó en septiembre del 2012 en el Trui Teatre y que contó con Miguel Ríos como artista invitado. Sus canciones, ahora en formato sinfónico –gracias a los arreglos de Miquel Àngel Aguiló y Toni Cuenca, que se grabaron en los estudios Sonoteque– sonaron anoche con autoridad en una velada en la que de nuevo el público, que llenó la platea, respondió como cabía esperar.

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El recital arrancó con la melodía de la pieza instrumental Matinada a la badia –compuesta para la ocasión por Miquel Àngel Aguiló, quien asumió la batuta mano a mano con Toni Cuenca–, interpretada por la Orquestra Simfònica de Balears, como introducción a Palma, canción que también abre su último álbum. Paso a paso, y aunque de forma aleatoria, el cantante fue repasando todas las composiciones que conforman la reciente producción discográfica. Anglada se subió a las tablas del Auditòrium con traje y corbata negra sobre camisa blanca, y mostraba una elegancia lírica más que el desenfado del cantautor o el cuero de un rockero.

Anglada continuó su actuación con Todo lo que puedo dar, Amigo del pincel o Mi última canción. Al cierre de esta edición, estaba previsto que en el recital, que se prolongó varias horas, el cantante y un quinteto de la Simfònica interpretasen un bis, titulado Les claus del teu món.