La escritora y catedrática de Literatura ocupará la silla ‘n’ en la Real Academia Española.

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La escritora y catedrática de Literatura Carme Riera leerá hoy en Madrid el discurso de incorporación en la Real Academia Española (RAE) en un acto solemne que presidirá doña Letizia, princesa de Asturias. La mallorquina, cuya candidatura fue presentada por los académicos Pere Gimferrer, Carmen Iglesias y Álvaro Pombo, ocupará la silla ‘n’, vacante desde el fallecimiento de Valentín García Yebra.

—Hablará de Mallorca en su discurso, que ha titulado ‘Sobre un lugar parecido a la felicidad’.
—Trataré de los viajeros que llegaron a Mallorca entre 1837 y 1936 con unas referencias que tienen que ver con los clásicos, con el mito del paraíso que autores como Ovidio o Virgilio situaban en una isla. Sin saberlo, los que nos visitaban pensaban que Mallorca cumplía esos requisitos: un clima ideal, un paisaje precioso, unos habitantes amables...

—¿Por qué comienza en el año 1837?
—Se inauguró la primera línea directa regular que unió Barcelona con Mallorca, con el barco ‘El mallorquín’. Y acaba en 1936 porque los extranjeros como Robert Graves que estaban en Mallorca tuvieron que marchar. En el discurso hablaré de lo que comporta la Isla, esta imagen de paraíso que ya avanzó Guillem Frontera, o también Francesca Tugores Truyol, hablando de los viajeros como Jovellanos o el Archiduque. Para que los mallorquines nos reconociéramos necesitábamos el espejo de los foráneos. Repasaré lo que supone Mallorca para los viajeros y cómo se percibe en más de 35 textos durante todo esos años, comenzando por el manuscrito encontrado de Cabanyes, que aunque es del 38 se publicó en 1970.

—¿Citará alguno de los personajes de sus novelas?
—No, lo que sucede es que al entrar yo, también lo harán todos mis personajes. El hecho de que yo sea escritora significa que todos mis personajes me seguirán en la Academia; se lo debo a ellos.

—Ha avanzado su intención de proyectar un diccionario catalán-castellano con la colaboración de la RAE y del Institut d’Estudis Catalans (IEC).
—Me encantaría que pudiera haber un diccionario catalán-castellano con la ayuda del IEC y de la Academia. Me haría mucha ilusión. Creo que lo necesitamos porque no existe. No es la mejor época, pero creo que se beneficiarían todas las universidades del mundo.

—¿Qué sensibilidad podrá aportar a la Academia?
—A nivel individual, te podré contestar dentro de medio año, porque ahora mismo no sé qué trabajo me encargarán y en qué comisión me incluirán.

—¿Cree que experimentará algún cambio de perspectiva como autora, por ejemplo, a causa de las nuevas responsabilidades?
—No lo creo. Me considero una persona responsable y por el hecho de estar en la Academia no cambiará nada. Es verdad que tendré que vigilar con mucha atención el uso correctísimo del idioma castellano.

—¿Por qué asistirá a la ceremonia la princesa de Asturias?
—Simplemente porque la han invitado, para dar relevancia al acto. La conocí hace mucho años en la inauguración de un Instituto Cervantes en Budapest. En actos posteriores la he saludado, pero no puedo decir que tenga amistad con ella. Me gustaría mucho que me hubiese leído.

—¿Está nerviosa?
—No es lo mismo hablar en público o dar clase que hacerlo para 400 personas en estas condiciones. Es muy difícil contentar a todo el mundo con un discurso de este tipo.