El director de 'Los ilusos', Jonás Trueba, ayer en las instalaciones de CineCiutat.

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Proviene de México, apenas sin dormir, donde presentó Los ilusos en tres ciudades. En una ocasión, Jonás Trueba (Madrid, 1981) la proyectó en un claustro de un pueblo perdido a las afueras de Guajaca para una comunidad indígena. Les describió la cinta como un documental etnográfico sobre una tribu que habita en un país que se llama España, en una ciudad que se llama Madrid, y que tienen unos ritos tribales básicos: «comer, pasear, hablar y follar». Así es Los ilusos , el filme que exhibirá hoy, a las 20.00, en CineCiutat, con un coloquio posterior junto a su director.

«En el fondo, la película es muy primaria. El hecho de que algunos personajes especulen con el cine es más anecdótico de lo que pueda parecer. Lo hemos vinculado a eso porque nos queda más cerca y no queríamos jugar al escondite», relata el cineasta.

Trueba se tomó la libertad de decirse que no era una película. «Bueno, yo creo que en general todo lo que proyectas en una pantalla con una forma más o menos cuadrada es cine», matiza. En Los ilusos, Jonás Trueba aborda las ganas de un grupo de amigos de hacer cine. «No teníamos claro que fuera a proyectarse más allá del salón de tu casa, pero hubiera sido incómodo meter a gente que no conoces».

El director, hijo de Fernando Trueba y sobrino de David Trueba, nunca ha querido abusar de su apellido, pero tampoco ocultarlo. «No creo que me haya abierto ninguna puerta, las cosas que he ido haciendo me las he tenido que pelear bastante».