Núria Cadenes posó durante la entrevista en Barcelona. | Carles Domènec

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«Todo el mundo tiene un precio y quien no lo tiene es porque no lo vale», son palabras del financiero mallorquín Juan March, que resuenan con el seudónimo de Miquel Lluc en la novela El banquer de Núria Cadenes (Barcelona, 1970).

«Utilizo nombres inventados porque se trata de literatura, no de un libro de historia», aclaró la autora, quien incluye en cursiva fragmentos de documentos reales, cartas de amor, declaraciones y sentencias. Cadenes aseguró que «se trata de un gran personaje, con entidad, personalidad y una gran voluntad de poder, consciente de la propia inteligencia y de las debilidades humanas».

La escritora, que trabaja como responsable de la librería 3i4 de Valencia, apuntó que «el personaje fue un avanzado en muchos temas, ya que consideró la importancia de la prensa, se preocupó por la organización del contrabando, tuvo en cuenta el juego con la opinión pública y fue un hombre de acción con una gran capacidad de seducción». La novela está estructurada en múltiples episodios breves, escritos con un prosa elaborada, llena de recursos estilísticos. «Cada capítulo es una indagación y el personaje se va descubriendo poco a poco», reflexionó.

Los diálogos recurren a la modalidad mallorquina. «Son escenas cortas, depuradas, que funcionan casi como cuentos independientes», declaró la novelista.

La escritora y periodista afirmó que «me ha salido un personaje lleno de repliegues, complejo, sin un esquema de buenos y malos, que también sufre, ama y siente la soledad», y contó que «la escritura de El banquer, en ocasiones me ha hecho reír y, a veces, ha llegado a provocarme el llanto».
Cadenes concluyó que «si March hubiera sido americano, habría sido el protagonista de Ciudadano Kane».