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Amigos, compañeros y familiares homenajearon ayer en la Fundació Joan Miró de Barcelona a Emili Fernández Miró, nieto de Joan Miró, y a Jacques Dupin, biógrafo de referencia del artista, desaparecidos el pasado año.

El presidente de la fundación, Jaume Freixa, comentó que «Emili llegó a ser un gran experto en la obra de su abuelo y su incisiva inteligencia nos desafiaba siempre a mejorar». La directora Rosa Maria Maulet subrayó: «Era un buen escritor que tenía proyectos en curso».

El escultor Joan Gardy aseguró que «la poesía, la música, el dibujo y la escultura eran parte de su vida, que sabía estaban comunicados». Teo Punyet Miró leyó un sentido poema dedicado a su hermano Emili y la violinista Dominique Lemmonier reclamó que los homenajeados «vivan durante mucho tiempo en nuestras mentes».

El director del Yorkshire Sculpture Park, Peter Murray, se refirió «al sentido del humor de Emili» y el escritor Jean Frémon comentó que «Dupin fue como un padre para Emili». Heléne Dupin leyó el poema de su padre Muerte de un amigo y el pianista Alain Planès cerró la ceremonia. La sala octogonal de la fundació se renombró como Sala Emili Fernández Miró.

El homenaje contó con la participación de Fernando Gilet, regidor de Cultura de Cort; Isabel Cerdà, directora general de Cultura, y Elvira Cámara, directora gerente de la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma.