Imagen promocional del nuevo disco de Ismael Serrano.

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Malos tiempos para la lírica y, pese a ello, en la suya cabe prácticamente todo, de Antoine de Saint-Exupéry a un turno de noche; de una arenga shakespeariana a un cruce de miradas felinas en el metro. Todo empieza y todo acaba en ti es el último trabajo de Ismael Serrano, cuaderno de bitácora de un eterno seductor en busca de consuelo. «Mi forma de trabajar responde al miedo a la soledad y la necesidad de sentirme acompañado», asegura. El madrileño pasará por Trui Teatre este sábado día 16, a partir de las 21.00 horas.

No lo pretende, pero muchas de sus partituras incomodan porque meten el dedo y hurgan en la herida, canciones sin bozal ni término medio que son auténticas pistas de cuanto se agita en su cabeza, «trato de retratar un estado anímico que implica no resignarme ante los acontecimientos que se están dando, tanto a nivel personal como colectivo o afectivo, la música es la vía de escape que me ayuda a asumir esa responsabilidad». Una purgación de la que no escapa la clase política, fiel a su estilo conciso y sin pelos en la legua apunta y dispara, «me indignó bastante escuchar a Rajoy reconociendo que no había cumplido con sus promesas, pero sí con sus deberes. El compromiso con la ciudadanía brilla por su ausencia, nos tratan como si fuésemos ingenuos».

Como en muchas de sus canciones, su voz fluye tan natural como ilustrada, aunque sin «ánimos de adoctrinar», ocho álbumes después esa misma voz sigue comportando un cierto grado de distinción, alejado del mimetismo estridente de muchos de sus compañeros de profesión. «Me gusta pensar que mis canciones promueven una cierta reflexión entorno a un tema pero como te he dicho sin adoctrinar, el que pretenda hacerlo se equivoca».