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Todos tenemos una imagen preestablecida del carácter de grandes mitos de la historia como Albert Einstein, Marilyn Monroe o Napoleón. Pero ese juicio se difumina si la radiografía atañe a su intimidad reflejada en las cartas personales. 22 de esas misivas las expusieron ayer, Mercedes Sampietro y Eduard Iniesta, en la obra 9 maletes, representada en el Teatre de Manacor.

9 maletes, de Joaquim Oristrell, es un thriller que da paso a la historia de una pareja norteamericana (Sampietro e Iniesta) de los años 60. A través de ellos se expondrán las misivas de personajes muy conocidos. Íntimas y privadas. Desconocidas y sorprendentes. «Hemos hecho una lectura pormenorizada para hacer la selección», comenta Iniesta, músico y compositor que, a través de las cartas, se deja impresionar y adecua las canciones a las lecturas. «Nuestra relación es de actriz y músico», desvela. Ambos coinciden en «la función didáctica» de estos textos que «intentamos esbozar de forma simple».

«Tenemos una imagen de un señor muy sesudo como James Joyce y, de pronto, leemos una carta que sorprende mucho porque nadie sabe ese aspecto de su vida», relata Sampietro. La actriz catalana, presidenta de la Academia de Cine de 2003 a 2006, se siente incapaz de hacer balance de la situación actual por la que pasa la institución, pero sí se atreve a hablar del sector: «El cine, en general, está mal, y para una actriz de determinada edad aún más todavía. Hace mucho que no hago cine propiamente dicho y tampoco me llegan propuestas», admite.

Los recortes y la subida del IVA han sido un enemigo para la industria, pero según Iniesta, «hemos vivido mucho de la ayuda pública. La solución es reencaminar la cultura, además, la falta de subvención agudiza el ingenio», opina el músico.

A principios de mes salió publicado un manifiesto en el diario El País a favor del federalismo y en contra de la independencia de Catalunya. Lo firmaban centenares de artistas y profesionales. Entre ellos, Mercedes Sampietro. «Sería muy importante plantear un debate de qué país se quiere antes de cualquier cosa», afirma Sampietro. «No soy independentista, pero eso es un problema porque no ser nacionalista catalán ni español te sitúa en un muy mal lugar, es como si no hubiese espacio para la reflexión». Por su parte, Eduard cree que «existe una alternativa a lo que está sucediendo».