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El fotógrafo Toni Catany (Llucmajor, 1942) está decepcionado con el proceso que ha sufrido la constitución de su fundación y ha decidido esperar una reacción positiva de las instituciones sólo hasta final de año. Si ésta no ocurre, obrará en consecuencia. El proyecto permitiría albergar en Llucmajor toda su obra y biblioteca, y desarrollaría un centro internacional de fotografía.

Catany es conocido en Francia, donde en 1991 fue nombrado Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres. Ahí podría recalar toda la obra del fotógrafo, compuesta por miles de negativos y copias positivadas, si la fundación en Llucmajor no cuaja. «Con el comportamiento indigno que han tenido, mi obra puede acabar donde me traten mejor», avisó Catany.

Casa natal

La creación de la Fundació Toni Catany – Centre Internacional de Fotografia se aprobó en diciembre del año 2010 y se construiría en la casa natal de Catany y en el inmueble contiguo, comprado por el Consell a la familia del fotógrafo Tomàs Montserrat.

El Ministerio de Cultura aportó al Govern 4’3 millones de euros que, encallado el proyecto, ahora se reclaman. «El PSM presentó en agosto una moción para reactivar la fundación e instar al Govern a transferir los fondos recibidos para la creación del Centre Internacional Toni Catany al Consell, y negociar una prórroga para evitar que se pierda la subvención», contó el artista.

«Si la fundación estuviera en Llucmajor yo podría ayudar muchísimo», declaró el creador, quien apuntó que «entrar en contacto con otros centros internacionales, aprovechando mis relaciones, sería facilísimo y podríamos llegar a un intercambio de exposiciones».

Catany añadió que «sería algo bueno para Mallorca y Llucmajor, y podríamos tener una exposición importante cada año, con catálogo, y otras pequeñas de carácter didáctico».

Estatutos

Catany comentó que «cuando redactábamos los estatutos de la fundación, tuvimos que rehacerlos porque no se fiaban de mí, ya que no comprendían que lo donara todo». Sin descendencia a quien legar la obra de una toda una vida y en plena actividad creativa a los 70 años, ahora sería posible organizar el fondo con la implicación del autor.

«Lo único que pedía era un espacio en la fundación, de unos 80 metros cuadrados, para poder estar lo que me queda de vida y que después pudiera servir de vivienda al futuro director del centro», razonó Catany.