El Trui Teatre, abarrotado, con esta cita tan emotiva. | P. Pellicer

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Grupos de adolescentes paraban desesperadamente a los coches que entraban en el Trui Teatre preguntando por invitaciones para ver a los actores Àlex Monner y Joana Vilapuig, y al director de la serie Polseres Vermelles, Pau Freixas. «Disculpa, ¿tiene una entrada de sobra?». Ésta fue la frase más escuchada la hora previa al coloquio y a la posterior proyección del último capítulo de la primera temporada de la serie catalana en la que un grupo de jóvenes enfermos de cáncer conviven en un hospital. En el momento de apertura de puertas, todo eran sonrisas de gato Cheshire y comentarios de impaciencia por ver de cerca a sus ídolos.

Empezó a sonar Sense tu, de Teràpia de Shock, la banda sonora de la serie y desató la locura. Los intérpretes estaban sentados en la platea y el teatro, prácticamente abarrotado, se dio la vuelta para levantar los brazos y moverlos de lado a lado al son de los movimientos de los actores. Pero fuera aún quedaba un grupo de cinco jóvenes, las mismas que paraban a los vehículos preguntando por entradas. «Sería capaz de todo por conocer a Àlex», dijo una de ellas, Ana Puigferrat. Es el fenómeno Polseres Vermelles. La histeria colectiva llegó a los oídos de Àlex Monner, que firmó un papel que valía por cinco entradas. Las niñas, estupefactas, lo tocaban y alucinaban. De quedarse a las puertas a conversar con él. Son seguidoras capaces de «cortarse el pelo como él con tal de conocerle».

La entrada de los protagonistas de la tarde al Trui Teatre se convirtió en una algarabía. El público, en su mayoría juvenil, estaba enfervorizado. Se levantaba de sus butacas para inmortalizar a sus héroes de cerca. Aquello parecía un patio de colegio. El presidente de la Mallorca Film Commission, Pedro Barbadillo, pidió «un aplauso a un grupo de niños que eran Polseres Vermelles en el hospital de aquí». Fue el colofón de un encuentro que al final no dejó a nadie a las puertas.