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Como cuando se le hace un pasillo al campeón de liga. Así estaba la acera de El Corte Inglés de Jaime III a las 19.30. Expectante. Empezaban los aplausos ante la demora de la performance Anti_dog, de Alicia Framis y co-organizada por Es Baluard. Hasta que aparecieron nueve modelos acompañadas de la artista.

Enfundadas en trajes amarillos de Dior, Chanel o David Delfín, se plantaron en la entrada rodeadas por el gentío. No se inmutaban. Parecían congeladas, petrificadas. Con rostros serios, sólo pestañeaban a causa de los incesantes flashes de las cámaras.

Framis intenta seguir las performance habituales en los años 60. Pero en vez de denunciar la violencia de género con escenificaciones cotidianas, la artista opta por la frivolidad y el silencio. Por unas prendas heterogéneas con mensajes que las mujeres maltratadas no querían volver a escuchar. Que se llevara a cabo en la puerta de El Corte Inglés tampoco era casual. La artista busca lugares con mucha afluencia de público. Y si es femenino, mejor.

Cuando Alicia Framis vivía en Berlín, allá por el año 2002, tuvo una experiencia tan desconcertante como violenta. Le contaron que en el barrio de Marzham los perros de los skinheads atacaban a las mujeres de raza negra. A raíz de estas historias surgió Anti_dog, la performance que denuncia la violencia de género con vestidos ignífugos, antibalas y resistentes a las mordeduras de perros. Mensajes como «moda antibala» o «belleza contra puños» forman parte de esta colección.

Algunos de los asistentes lamentaban que estuvieran quietas durante 30 minutos con los clientes del centro pasando entre ellas. «Pobrecillas», se oía. Quienes hablaban quizás desconocían el contexto del ejercicio que proponía la artista catalana.

A las 21.00, aunque ya era la segunda parte de la performance, el círculo seguía intacto. Los que acababan de llegar a Palma empezaban su recorrido con expresiones de asombro.

Pese a ser un proyecto que se estrenó hace diez años, ayer debutó con mucha expectación en Palma. Como cuando viene un equipo de los grandes a jugar en Mallorca. Framis consiguió retener en la zona a un gran número de personas. A los que llegaban y a los que se iban.