Xisca Puig, compañera sentimental de Emili Fernández Miró, es reconfortada ante la atenta mirada de Joan Gardy Artigas. | Teresa Ayuga

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Fueron muchos los amigos y familiares que ayer acudieron al tanatorio de Son Valentí para dar el último adiós a Emili Fernández Miró, nieto del artista Joan Miró, fallecido el pasado miércoles en aguas de Portopetro. Con el dolor marcado en el rostro, la mayoría seguía sin creer que la tragedia hubiese ocurrido. Fue una sentida despedida a la que se sumó el mundo del arte y las autoridades, tanto locales como procedentes de Francia y Catalunya, lugares muy íntimamente ligados al artista, a su trabajo y a sus allegados.

Desde Francia viajaron, entre otros, miembros de las familias de Jacques Dupin -su hija Hélène-, y de Daniel Lelong, ambos expertos en la obra de Miró y galeristas del artista. También desde Catalunya, la tierra natal de Miró y donde resposan sus restos y los de su esposa Pilar, también lo hicieron Ferran Mascarell, conseller de Cultura de la Generalitat; Rosa Maria Malet, directora de la Fundació Miró de Barcelona, y el ceramista Joan Gardy Artigas, que conoció y trabajó con Miró, de quien su padre, Joan Artigas, fue fiel colaborador.

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Tras la muerte de Emili, sus hermanos Joan y Teo Punyet Miró quedan a cargo del inmenso legado cultural de su abuelo. Ayer, Joan se acercó un momento a saludar a los periodistas y les comentó con enorme tristeza: «Me siento como si me hubieran cortado una pierna, me falta una parte, es una tragedia».

El presidente del Govern, José Ramón Bauzá, tras visitar a la familia hizo hincapié en «lo afectada que está con esta trágica muerte, que es una gran pérdida». Por la tarde, el regidor de Cultura, Fernando Gilet, asistió al velatorio junto al alcalde de Palma, Mateo Isern, quien, además de recordar que «éramos amigos de la infancia e íbamos juntos al colegio», expresó «la importancia de su figura en el legado de su abuelo». Una herencia a la que Mascarell hizo referencia destacando «cómo se preocupaba por poder desplegar la totalidad de la figura de su abuelo colaborando siempre». La directora de la Fundació Miró de Barcelona acentuó el «amplio conocimiento de la obra de Miró que tenía Emili, que se merece el máximo reconocimiento y respeto». Su homóloga balear, Elvira Cámara, expresó «lo mucho que ha afectado a quienes más lo conocían en la Fundación Pilar i Joan Miró».

Tras una dura jornada en el tanatorio para la familia y amigos, estaba previsto que se incinerara el cuerpo de Emili Fernández Miró.