El director José Martret (segundo por la izquierda), junto al equipo de ‘Ivan-Off’ en La Casa de la Portera. | José Sevilla

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Hay que reservar entrada con tres semanas de antelación para poder disfrutar en La Casa de la Portera de Madrid de la obra Ivan-Off, en la que los intérpretes actúan a un palmo del reducido grupo de espectadores. La adaptación de la obra de Antón Chejov llevada a cabo por el actor y director José Martret (Palma, 1971) ha encandilado desde su estreno en marzo, entre otros, a los actores María Adánez, Juan Diego o Joaquín Kremel. De hecho, se han prorrogado las funciones hasta el próximo 22 de julio.

El éxito ha pillado casi por sorpresa a Martret en La Casa de la Portera, una antigua portería situada entre los barrios de Lavapiés y La Latina, hasta el punto de que la escritora Rosa Montero no paró de reír y estuviese a una milésima de llorar a moco tendido en uno de los pases. «La respuesta del público ha superado todas las expectativas», relata Martret. «La comparo a El Rey Len; como no podemos movernos de los dos salones de este piso bajo de Lavapiés, hasta aquí viene gente de media Espaa a ver la función: desde Bilbao hasta Mallorca», declara con entusiasmo el creador mallorquín, que se basa «en el formato de microteatro que conocí en Argentina» para lanzarse a esta aventura junto a su socio, el director de escena Alberto Puraenvidia.

«Ya que la profesión vive momentos tan difíciles, tenía ganas de trabajar como director y empezar un proyecto nuevo utilizando ese diálogo cercano, y así poder experimentar en microteatro con una obra de gran formato para ver qué pasaba», explica Martret, quien ha rescatado la fracasada obra de Chejov en su estreno de 1887 y la traslada a 2012 en una trama en la que la atormentada personalidad del protagonista «comprende desde el punto de vista de las depresiones, la bipolaridad, o los ataques de angustia y pánico, tan de actualidad en nuestros días», concluye.