El president del Govern, José Ramón Bauzá, durante el discurso que ha ofrecido en los Premios Ramon Llull. | Pere Bota

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El presidente del Govern, José Ramón Bauzá, aprovechó ayer el discurso institucional del Dia de les Illes Balears para cargar contra el anterior Govern, a quien acusó de no haber actuado en el momento de crisis y a quien reprochó que haya dejado una «casa derruida» a la que habrá que construir nuevos cimientos. Bauzá afirmó que su Govern paga ahora las consecuencias de aquella inacción, «con muchas empresas cerradas, autónomos que se retiran, un fuerte incremento en el número de desocupados y todo ello con una inercia difícil de parar».
Añadió en sus reproches que, cuando el anterior Govern tuvo la ocasión de aplicar las recetas contra la crisis que ahora pregonan los representantes de la oposición, «se quedaron de brazos cruzados, parados, desperdiciando un tiempo y unos recursos que ahora hacen mucha, mucha falta».
El president siguió explicando que la sociedad no quiere políticos «que oculten la verdad», sino políticos «que se atrevan a cambiar las cosas, a tomar decisiones y a superar una deriva que se ha mostrado fatal para los intereses de todos». Pese a estas criticas, el president hizo una llamada al consenso con las demás formaciones políticas. «Estaría bien establecer acuerdos y dejar a un lado demagogias», señaló Bauzá. Para el president, la receta para salir de la crisis con el apoyo de todos consiste en «generar confianza» y crear «seguridad jurídica». «Tenemos que hacer nuevas leyes y adecuar las que han quedado desfasadas, porque no podemos trabajar con directrices de hace un siglo», señaló el president.
En la parte final de su discurso, Bauzá se refirió a Ramon Llull, el filósofo que da nombre a los premios que se entregaron ayer, para defender su política lingüística. Recordó las palabras de Anthony Bonner, premio Ramon Llull y reputado lul.lista, en las que aseguraba que Llull «usaba el catalán para llegar a un público laico que le podía entender», pero además usaba el occitano, el francés, el italiano y el castellano «si eso servía para difundir su mensaje».
Los premiados
Bauzá aprovechó los valores que representa Ramon Llull para destacar las virtudes de los premiados, de quienes dijo que, como el filósofo mallorquín, eran «luchadores, innovadores, inconformistas, abiertos y universales».
Más allá del discurso de Bauzá, el hijo de Miquel Lladó, Joan, recogió la Medalla d'Or concedida a su padre y agradeció el reconocimiento y las muestras de apoyo de cariño recibidas por la familia durante todas estas semanas.
Luis Miguel Sevilla, jefe de los bomberos de Eivissa, departamento galardonado con el Premio Ramon Llull, intervino en nombre del resto de premiados para agradecer la distinción del Govern, especialmente tras un año que ha sido particularmente complicado en Eivissa en materia de incendios.
Como era de esperar, una vez acabado el acto oficial, fue la oposición quien cargó contra el president por su discurso «poco institucional». El ex president del Govern, Francesc Antich, que acudió invitado como senador, señaló a Bauzá que no puede hablar de despilfarro «cuando él maneja un presupuesto superior al del anterior Govern». También destacó que, desde que gobierno Bauzá, las cifras del paro han seguido aumentando. «Si quiere de verdad que todos estiremos en la misma dirección, como mínimo los discursos institucionales debería hacerlos de otra manera», afirmó el ex president del Govern.
Biel Barceló fue el único representante del PSM-IV-ExM que acudió al acto, para protestar de esta manera por el hecho de que no hubiera mujeres entre los premiados. Barceló también criticó el tono poco institucional del president y le acusó de aprovechar el acto «para hacer un mitin del PP». Lamentó que el Govern actual sea «incapaz» de aportar una sola propuesta concreta para salir de la crisis y censuró que usara el discurso para justificar los recortes. «Cuando pide consenso quien se cree que posee la verdad absoluta y no consiente que exista la discrepancia, no tiene la más mínima credibilidad», opinó Barceló.