Pablo Alborán, un joven de éxito.

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No es lo mismo dejar a que te dejen. Mola mucho más lo segundo, para regodearte en el dolor, emborracharte sin buscar excusas y escuchar canciones sinceras e intensas como las de Pablo Alborán. Lo suyo con el público fue amor al primer acorde, y es que pocos artistas han capturado con tan sólo veinte años estampas de amor tan explícitas como las suyas. El malagueño ha agotado el papel en su doble cita palmesana: 11 y 12 de febrero, a las 22.00, en el Auditòrium de Palma.

Voz prodigiosa de linaje aristocrático, Pablo es mucho más que el bisnieto del marqués de Alborán. Su oratoria recurre constantemente a palabras como 'humildad', 'trabajo' y 'sacrificio', y asegura proceder «de una familia trabajadora, además en la música lo que cuenta es la humildad y el esfuerzo, sin esas dos cualidades no vas a ningún sitio. Aunque suene a tópico puedo asegurar que nadie me ha regalado nada». No resulta demasiado habitual que un artista novel levante semejante revuelo, prueba de ello el cartel de 'no hay entradas' que pende del Auditòrium.

¿Como se encaja tamaño éxito sin inclinar la vista ligeramente hacia el ombligo? «Con humildad y agradecimiento, si no estás perdido. Me queda mucho por aprender y ahora toca mantenerse, disfrutar del momento y dejase la garganta en el escenario, afronto el reto como una responsabilidad personal con el público».

Internet absorbe la mayor cuota de culpa en relación a la crisis que afecta al sector musical, sin embargo juega un papel determinante en la promoción de nuevos talentos. Alborán es un ejemplo: «Mi relación con la red ha sido fundamental para darme a conocer, aunque es un arma con doble filo porque las descargas ilegales reducen la ventas, una realidad que en mi caso, y paradójicamente, no se dio ya que he sido cuádruple disco de platino». Canciones de marcado tono confesional y autobiográfico le han granjeado un hueco en la escena internacional, poniendo en boca del público retazos de su propia vida: «Me emociona mucho ver mi vida en los labios del público».

Pablo Alborán. Auditòrium de Palma. 11 y 12 de febrero.