Robyn Hitchcock repasará en Esporles toda una carrera activa desde los 70

«No soy muy bueno al piano», comenta al otro lado del teléfono. «Se me da mejor la guitarra». Aunque mañana usará ambos en un concierto íntimo en el que habrá tiempo para escuchar sus viejas canciones con The Soft Boys. «Navegábamos en la buena dirección, pero con el viento en contra», explica. «Sentíamos que era lo que debíamos hacer, pero era evidente que no le gustaba a todo el mundo. En los inicios éramos un grupo más experimental. El pop vino después. Fuimos del art rock a las melodías, convirtiéndonos en una suerte de puente entre los 60 y los 80. No fue fácil, pero a la vez había gente que disfrutaba de ello».

«La noción de estilo puede ser algo muy totalitario», continúa. «Sucedió con los hippies, cuando debías vestir y actuar de cierta manera. Y lo mismo pasó con el punk y la new wave. A nosotros nos gustaban las canciones pop cortas de tres minutos en un momento en que la Policía de la Nueva Ola sancionaba este tipo de cosas».

Muestra de la importancia de The Soft Boys son las continuas reediciones de su clásico Underwater Moonlight (1980) y la influencia que ejercieron en la segunda mitad de los ochenta sobre toda una nueva generación. Desde entonces, Hitchcock no ha dejado de publicar regularmente discos en solitario. «A estas alturas no me preocupa el reconocimiento. Lo importante es que las canciones están allí para que las disfrute quien quiera», sentencia.