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Ha pasado casi una década desde que el Govern del entonces Pacte de Progres adquirió el casal de Can Serra por 1,4 millones de euros, con dinero de la famosa ecotasa. Desde entonces, el edificio está amenazado de ruina, pero hace hace un año que un equipo multidiciplinar de arquitectos, restauradores y arqueólogos trabaja en el proyecto básico de restauración, que el viernes entregaron en el Ajuntament de Palma. Su propuesta se fundamenta en la recuperación del edificio gótico tal como fue en sus orígenes, sin «hacer» trampas y basado en «conservar su función estructural o decorativa», explica el arquitecto Martí Lucena, miembro del equipo.


La rehabilitación no será sencilla, ya que el estado de conservación del casal es muy deficiente.

El proyecto prevé desmontar los elementos de consolidación que se realizaron hace ocho años y que se centran principalmente en una gran estructura de hierro en el interior del edificio. Ésta hace de contrapeso para que el casal no se destruya.


Conservacionista


Paralelamente, el equipo plantea mantener las estructuras principales de la casa. Así, por ejemplo, prevé consevar todos los artesonados y que «continúen siendo -en la medida del posible- el forjado de la casa», explica Lucena. Por eso, proponen realizar una estructura en el techo (sobre los propios artesonados) a fin de que consolide la edificación y, al mismo tiempo, les ayude a mantenerse. También se tienen que preservar los pilares o las arcadas medievales, además de las pinturas murales, aunque «siendo mucho conservacionistas», apunta a la directora de Patrimoni, Antònia Amengual.


Can Serra es el resultado de la 'fusión' de tres edificios de épocas diferentes. La casa principal -finales del XIII o principios del XIV- es el espacio que los redactores del proyecto plantean mantener en su estado original, mientras que la otra edificación, del siglo XIX, sirve como zona administrativa. En la planta baja de este segundo edificio se ubicaría una sala multiusos y una nueva escalera, mientras que en la planta primera acogería las oficinas de la red de museos. La parte superior, hoy cubierta por un techo de uralita, sería una terraza.


Respecto al edificio gótico, el proyecto prevé la entrada a la casa por el portal original -calle Alfarería- y en la planta baja se ubicaría una cafetería. La planta noble del casal conservaría la funcionalidad original, mientras que los porches se destinarían a exposiciones temporales. Lucena explica que el techo del porche se tendría que hacer de nuevo y que mantendrían la altura original, mientras que el edificio adyacente tendría una planta menos, «lo que permitiría tener una panorámica de todo del edificio gótico», añade Lucena.


Una vez presentado el proyecto básico a Cort y con la supervisión del departamento de Patrimoni, habrá que esperar a que el futuro equipo municipal busque financiación para ejecutarlo y se acabar con más de treinta años de abandono de uno de los exponentes de civil gótico más importantes de ciudad.