Àlex de la Iglesia, ayer a su llegada a la sede de la Academia de Cine, en Madrid.

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El presidente de la Academia de Cine, Alex de la Iglesia, se arrepiente de no haber hablado antes con esta institución aunque mantiene su decisión de dimitir porque considera que «nadie es imprescindible» y que «es bueno que se refresque el espectáculo». De la Iglesia se mantendrá en el cargo hasta que se convoquen elecciones en un plazo máximo de tres meses a partir de hoy y, por tanto, presidirá la gala de los Goya el próximo día 13.

«Soy una persona bastante impulsiva y me ha faltado discreción, pero quiero seguir diciendo lo que pienso y por eso dejo la Academia», ha destacado De la Iglesia tras una reunión de la junta directiva de esta institución.

Unas palabras apostilladas por la vicepresidenta de la Academia, Iciar Bollaín, que ha afirmado que De la Iglesia se merecía un «tirón de orejas» por ello.

El cineasta aún no ha hablado aún con la ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, a la que ha invitado a asistir a la entrega de los Goya. «Le invito a que venga a la gala y a que se lo pase bien».

La junta directiva de la Academia acordó ayer esta medida ante la decisión de De la Iglesia de renunciar a su cargo, en desacuerdo con el nuevo texto de la ley Sinde pactado por el Gobierno con el PP y CiU.

«Ante el deseo de dimitir del presidente, la junta directiva ha decidido en el día de hoy convocar elecciones presidenciales que, según los estatutos de la Academia, habrán de tener lugar en un plazo no superior a los tres meses», señala un comunicado de la Academia de Cine. «Hasta entonces, el equipo presidencial se mantendrá en sus funciones institucionales». De la Iglesia, que fue elegido para el cargo en junio de 2009, dijo que había sido muy feliz en el cargo, que había aprendido mucho y que estos días había sufrido mucho también. De hecho, en una confidencia a sus compañeros comento: «Dejo la presidencia de la Academia, me cago en la leche».

Tanto De la Iglesia como Bollaín han recalcado que la Academia no ha recibido presiones desde el Ministerio de Cultura para zanjar esta crisis, cosa que también negó el director del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA), Carlos Cuadros: ««Sería completamente absurdo tratar de injerir en la decisiones de la Academia de Cine».