Dover, el cuarteto madrileño de las hermanas Llanos, dieciocho años mutando sonidos.

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Resulta difícil convivir con el pasado, tiempos en los que reventaban pabellones y salas de conciertos frente a una multitud enfebrecida. En su mejor versión, Dover era una de esas bandas que sacaban adelante sus conciertos a golpe de gritos, carisma y decibelios. Fueron un ovni que colisionó aparatosamente contra el rock alternativo nacional, un cuerpo extraño repleto de referencias sugerentes capitaneado por Cristina Llanos, una voz que había ingresado en la liga de las promesas más excitantes del panorama musical de los noventa.

I Ka Kené (2010) es su nueva entrega editorial, un conjunto de canciones que vivirá su puesta de largo en las fiestas patronales de Palma el próximo miércoles 19, a partir de las 21.30 horas, en el escenario dispuesto en la Plaça Joan Carles I.

Hoy, transmiten la sensación del grupo que va dando bandazos estilísticos a la caza de una identidad musical, ¿urgencia creativa o inmovilismo compositivo?, según Cristina Llanos «la progresión musical se produce de forma natural, llevamos muchos años en esto y nos aburriríamos haciendo siempre lo mismo tal y como otros hacen, algo que me parece muy respetable, pero que no encaja nada con nuestra forma de actuar». Sin embargo, esas ansías de prospección han dejado huérfanos a los entusiastas de su sonido original, «somos conscientes que no gustamos a todo el mundo, seguro que en el camino hemos dejado a muchos fans, aquellos que se engancharon al sonido más guitarrero de nuestro orígenes. Ocurre algo parecido con el amor en una pareja, cuando uno de los dos deja de estar enamorado no puede seguir atendiendo las necesidades afectivas del otro». Que nadie dude, pues, que el idilio con el sonido Seattle que alumbró sus primeros pasos ha pasado a mejor vida.

Dover. Miércoles 19, a partir de las 21.30, Plaça Joan Carles I. Gratis.