Ana Wagener se encuentra en Mallorca rodando 'El prefecto desconocido' de Toni Bestard. | M. À. Cañellas

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Ana Wagener (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) llegó a la Isla seducida por el personaje que Toni Bestard y Arturo Ruiz le ofrecieron para El perfecto desconocido, un filme cargado de «matices» y «muy profundo». La actriz, nominada al Goya en 2008 por El patio de mi cárcel, participa junto a Bardem en la última película de Alejandro González Iñárritu, Biutiful, que el 3 de diciembre se estrena en España; en breve, se pondrá a las órdenes de Benito Zambrano en La voz dormida y regresará al teatro. Mientras, disfruta de este proyecto de Bestard.

-¿Cuáles fueron sus sensaciones al leer el guión de El perfecto desconocido?
-Me interesó mucho, me pareció una historia original. Fue una sorpresa. Me llegó, me emocionó y me invitó a una segunda lectura porque tiene mucho simbolismo y muchas señales.

-¿Cómo es el perfil de Isabel, su personaje?
-Es una persona que llega a la Isla y que cuando aparece el perfecto desconocido, que es Colm Meaney, decide que lo va a adoptar como amigo, porque las decisiones no las toma él, sino los demás. Mark O'Reilly está ahí para escuchar a los demás. Isabel piensa que ha llegado el momento de ser madre y es para lo que ha venido aquí. A Isabel se le va a conocer a través de los ojos de Mark O'Reilly, que lo que hace es simplemente escucharla.

-¿Será su perfecto amante?
-No, no tiene nada que ver. Pero hay que dejar que el espectador sea el que lo descubra.

-¿Cómo se trabaja con Meaney?
-Le admiro profundamente desde que le vi en La camioneta y en Café Irlandés. Es de esos actores imprescindibles. Tiene una trastienda que me interesa y tenerlo enfrente, aunque en las escenas que compartimos prácticamente no habla, es impresionante. Cuando terminamos, le doy las gracias. Le va a dar a la película prestigio y profundidad.

-Toni Bestard dice que no desea que su opera prima sea vista como tal. ¿Tiene las cualidades para que así suceda?
-Absolutamente. Siempre hay una primera vez para todo, pero Toni tiene mucho recorrido hecho. Es la primera oportunidad que tiene para rodar un largo, pero no es un novato en esto, para nada. Tiene muy claro lo que quiere y tiene algo que le alabo, la escucha. Son detalles que le hacen grande. Este filme no va a tener el sello de opera prima, sino de una película con profundidad, que creo que es lo que él tiene como director.

-Su salto al cine fue también con la opera prima de Achero Mañas, El Bola. ¿Qué tienen esas primeras películas?
-Tienen una energía especial, ilusión y lo viven con intensidad. Además, hay mucha unión entre el equipo, es como estar en familia.

-Su trabajo se ha popularizado con la tele. Empezó con Querido maestro y lo último, La Señora. ¿Han evolucionado mucho las series?
-Sí, se ha regenerado todo. Hay savia nueva, se ha perdido el clasismo.

-Candidata al Goya por El patio de mi cárcel. La crítica se rindió a su interpretación.
-Es de las cosas más complicadas a las que me he enfrentado, sobre todo, de composición. Fue un reto y un regalo. Le hinqué el diente con toda la sabiduría que tenía y me hizo mucha ilusión todo lo que se dijo del personaje.

-¿Ha vuelto a pensar en el Goya o esa no es su recompensa?
-Jamás. Nunca pensé, te lo prometo, que fuera a ser candidata. Mi recompensa es no defraudar a los que creen en mí y al público.

-La semana que viene la podremos ver en Biutiful. ¿Un adelanto?
-Soy seguidora de Iñárritu y esta película es una bestialidad. Duele, emociona, golpea. Trabaja con el tejido emocional y los sentimientos universales. Además, está Javier Bardem. Lo que hace en la película es impresionante.

-¿Cuál es su papel?
-Es un personaje que le da un poquito de luz al de Bardem. Es pequeño, pero muy intenso. Duele tanto la película, el personaje... que el mío lo alivia un poco todo.