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Alejandro Sanz es, posiblemente, nuestro artista más internacional. Midas contemporáneo, convierte en oro todo lo que toca. Actualmente enrolado en el fastuoso tour de presentación de su nueva evolución discográfica, Paraíso Express (2009), el madrileño visitará Palma el próximo 8 de junio con un trabajo marcado por las baladas y los medios tiempos, donde plasma su indudable versatilidad para poetizar lo cotidiano. Y lo hace mirando hacia las melodías que recogieron sus primeros pasos en la industria, canciones que se abren paso a través de un rock contagioso y elegante, más positivo que nunca en un tratamiento lírico de manifiesto espíritu alegre y rítmico, «Paraíso Express es, de alguna forma, como ver la luz después de la oscuridad, un trabajo que inaugura una nueva etapa a nivel personal y también en lo profesional, ya que se aleja de los sonidos experimentales de mis anteriores registros», desvela Sanz en el dossier de prensa adjuntado por la promotora del concierto en Palma.
Artistas de la talla de Shakira, The Corrs o Alicia Keys han aportado su grano de arena en la confección de un álbum mezclado por el norteamericano Bob Clearmountain, uno de los ingenieros de sonido más solicitados del mundillo, habitual colaborador de Bruce Springsteen.
En la 'gira Paraíso' el artista se rodea de un equipo integrado por nueve músicos de contrastado recorrido musical, coordinados por la batuta del neoyorquino Mike Ciro. La puesta en escena incorpora un escenario dinámico, donde una pantalla LED de 140 m2, dotada de tecnología 3D de última generación, proyecta imágenes con distintas dimensiones ópticas. Habrá decenas de pantallas rectangulares más pequeñas que caerán de la parrilla de luces, manejadas a través de 28 motores, que las harán subir, bajar y oscilar con el fin de recrear diferentes atmósferas. El escenario cuenta con una dimensión total de 360 m2 y una altura de 16 metros. Más de 200.000 watios de sonido asegurarán que la voz del artista llegue a todos los rincones en un show regado por una potencia de luz superior a los 300.000 watios.
En cuanto al repertorio, más allá de los diez cortes que configuran su última entrega, Sanz trazará un recorrido por sus títulos clásicos, guiños de complicidad que el madrileño desea brindar a su más fiel legión de acólitos. Para este artista de cuarenta y dos años, la música se basa en una cosa muy sencilla: un instrumento y una voz, «el alma de una canción es eso, una serie de melodías sobre una cama que son las letras. Eso no va a cambiar, sólo cambia la forma de hacerlo llegar a la gente», revela en el citado dossier, en el que confiesa que a la hora de componer a él le basta su «piano, un papel y un boli». Nunca medios tan mundanos habían cosechado resultados tan universales.

Alejandro Sanz. Día 8 de junio, 22.00 horas. Palma Arena. De 40 a 100 euros.