Responsables de las ciudades españolas y polacas candidatas a la capitalidad cultural.

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«Abandono». Así describen los responsables de la candidatura balear a Capital Europea de la Cultura 2016 el trato recibido por parte del Ajuntament de Palma. «En mayo de 2008 Calvo nos comunicó que le parecía un proyecto interesante. Desde entonces, nada», explica el responsable de la candidatura, Hubert Georg Feil. «Nuestra motivación era integrar a todas las instituciones, pero hay que asumir que el Ajuntament no está respondiendo». Eso, a pesar de que la candidatura balear sitúa a Ciutat en el centro de su programa, titulado Palma de Mallorca y las islas invisibles.
Hace unos días el equipo isleño presentó sus ideas en Madrid ante el resto de ciudades que compiten para ser elegidas: una candidata española y otra polaca serán el epicentro cultural del continente durante 2016. «Ya que no puede organizar Juegos Olímpicos, esta capitalidad es el mayor proyecto que impulsa cada año la UE», explica Feil, recordando que Salamanca ingresó 800 millones de euros cuando fue elegida. Balears podría sumar 1.500 millones extra. Por ello les sorprende la distancia marcada por Calvo. Con todo, esta falta de apoyo parece que no va a perjudicar las posibilidades de Balears: «De hecho, tanto en Madrid como en Bruselas creen que es bueno que esta no sea una candidatura política. Eso sí, esperaríamos que una alcaldesa respaldara más una iniciativa buena para su ciudad. No imaginamos a los máximos exponentes de la cultura europea visitando Palma y la alcaldesa ignorándoles».
Bloqueo
Hubert Georg Feil recuerda que la candidatura «no pidió dinero al Ajuntament», puesto que, «afortunadamente hay patrocinadores privados con visión que nos apoyan». Por contra, Cort podría ayudar compartiendo «contactos, conocimientos, acceso a las instituciones y espacios públicos. La UIB afirma que no nos puede ofrecer los espacios de la universidad hasta que Calvo no se una al proyecto de forma oficial». De momento, el consistorio no figura en la lista de 1.700 nombres que apoyan la candidatura.
Por ahora, el equipo trabaja para elaborar un buen ideario que les asegure pasar el primer corte y estar entre las cinco ciudades finalistas. «Si lo logramos, quienes no nos han hecho caso no tendrán más remedio que sumarse», afirma Feil. Su proyecto -que integra desde arte a identidad, lengua, modelo turístico o arquitectura- pretende identificar los puntos flacos del modelo balear para conseguir una «metamorfosis» en la que la cultura juegue un mayor papel como motor económico.