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El primer poema del nuevo libro de Gabriel Florit (Sineu, 1944) lleva por título Ahora. Y ahora, este tiempo presente "que no el poema" corresponde a un momento vital en que el poeta, después de años de vivir en Cala Gamba, en Palma, regresa a su Sineu de infancia y se muestra tal como es. «Es, quizá, el poemario más sincero e intimista que he escrito nunca», reconoce Florit, quien apunta: «Debe ser cosa de la edad. Cuando nos volvemos mayores, llegamos a la conclusión de que ya no hay que disimular nada».

Com l'aigua (Gall editor, 2009) se podría definir como una especie de recipiente en el que Florit ha depositado todo su presente. «Después de muchos años en Cala Gamba, soy libre en Sineu y eso me ha acondicionado mucho. Con este título expreso cómo mi cuerpo poético ha cogido la forma del recipiente que lo acoge, así como el agua siempre se adapta al lugar donde se deposita», explica el poeta.

El libro plantea «un reencuentro» con su pueblo natal, «donde hay un frescor humano muy difícil de encontrar en Ciutat», pero sin olvidar Cala Gamba. «El mar tira mucho y las puestas de sol desde el Peñón sobre Cala Figuera las añoraré muchísimo». Un ejemplo de eso son los poemas I a l'estiu, Cigales y La Mar. En el primero, Florit hace una elogio a la vida serena y tranquila de pueblo; en el segundo, es el mar quien recibe más piropos.

Pero si alguna novedad incorpora este poemario de Florit son las últimas páginas, que ha titulado Brossianes, potser, una decena de poemas visuales nacidos de su amistad con Joan Brossa y de otros poetas mallorquines como Lluís Maicas y Salvador Martínez, quienes han dejado huella en el sineuer. «Es un poco de inclusión en su terreno», dijo, «podríamos decir que yo también he acabado cayendo en su trampa». «Hacía tiempo que las tenía en el ordenador y al editor le pareció simpático». Para cerrar el libro, Florit nos plantea, quizás un acertijo: «Todos tenemos uno: ( ' )... y que cada uno saque sus conclusiones».