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La detallista y perfecta ornamentación del mobiliario original de Can Prunera ha incorporado diferentes objetos decorativos y escultóricos con los que se recobra el espíritu y la vida que hace años llenó este casal modernista de Sóller, hoy convertido en museo.

Al más de un centenar de obras pictóricas de grandes artistas, que van desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, se han sumado piezas cerámicas de diferentes escuelas, así como de cristal, y varias esculturas de pequeño formato, entre las que sobresale una del italiano Arnaldo Pomodoro.

Esta obra se sitúa en el antiguo comedor, conjuntamente con unos platos decorados o una talla de un foner firmado por Jaume Mir. Entre los pequeños objetos escultóricos se expone también una pieza de Pep Sirvent. Esta última situada en el actual despacho de la planta baja.

Conjuntamente con estas obras Can Prunera no ha querido dejar de lado su vinculación con el modernismo de Sóller.
De este modo destaca la importancia del trabajo realizado por el arquitecto Rubió en la Vall con la exposición de un dibujo que reproduce la fachada principal de la parroquia de Sant Bartomeu, obra de este coetáneo de Antoni Gaudí, con el que trabajó en la Seu, entre otros proyectos.

Al parecer, según detallan varias cartas, Rubió es el artífice de la monumental fachada de piedra de Can Prunera. Este conjunto arquitectónico, al margen de la riqueza ornamental de sus interiores, está considerado el elemento más valorado de esta histórica vivienda del Carrer de la Lluna y protegida desde hace años como Bien de Interés Cultural.