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El escultor británico Barry Flanagan (Prestatyn, Gales, 1941) falleció en la noche del pasado lunes en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario de Eivissa, a los 68 años, como consecuencia de una enfermedad degenerativa. Barry Flanagan se instaló en la pitiusa mayor en 1987. Desde entonces, alternó sus largas estancias en la isla con los continuos viajes por todo el mundo, reclamado por las principales galerías y museos.

Christopher Stone, también escultor británico residente en Eivissa, amigo y colaborador durante un tiempo del prestigioso artista apuntó que «era un grandísimo artista, muy valorado, sobre todo, en Gran Bretaña y en los Estados Unidos. Sin duda, uno de los principales escultores del pasado siglo».

Flanagan era sumamente conocido por sus esculturas de animales , sobre todo liebres y conejos, que en muchos casos vuelan. De todas formas, esa es sólo una faceta de su larga carrera, en la que «demostró ser un hombre de finisima inteligencia», explica la directora del Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE), Elena Ruiz.

Flanagan estudió en el Birmingham College of Arts and Crafts y en St. Martin's School of Art en Londres y Representó al Reino Unido en la Bienal de Venecia en el año 82. Al principio de su carrera trabajó a partir de materiales poco habituales con los que producía assemblages o instalaciones (arena, cuerda, cristal) que guardan cierta relación con el arte povera.

Tras viajar a Italia se inicia en la escultura en piedra y en el modelado; sus obras en piedra suelen tener un aspecto gastado: bloques que al unirse esbozan figuras de personajes o animales. Su producción en bronce, por el contrario, parece parodiar la estatuaria heroica.

La directora del MACE, donde hay obra de Flanagan, apuntó que el artista «es indiscutiblemente una de las figuras más importante de la escultura contemporánea. «Barry era un hombre profundo y serio; y su obra está cargada de muchísima espiritualidad, y conectada de alguna manera con lo primitivo. Como pasa en sus cerámicas, en las que están muy presentes esos elementos paradigmáticos de lo telúrico, de lo que pertenece casi a lo antropológico», subrayó Ruiz. La directora del MACE destacó la importancia de Barry Flanagan como renovador de la escultura contemporánea, dentro de la tradición británica marcada por Henry Moore o Anthony Caro, de los que se quiso desmarcar.