Vista general de la biblioteca del nuevo museo modernista especializada en arte, situada al lado del vestíbulo principal. g Fotos: TERESA AYUGA / MARGALIDA JOY / PERE BOTA

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El nuevo Museu Modernista Can Prunera de Sóller hospeda en sus principales salas verdaderas joyas de algunos de los artistas internacionales más importantes de los siglos XIX y XX. Obras de artistas locales o vinculados con Mallorca por la influencia de su obra, su relación con otros pinceles mallorquines o por su presencia en estas tierras.

Joan Miró, Cristòfol Pizà, Joaquim Mir, Matisse, Picasso, Rusiñol o Paul Delvaux son algunos de los autores que rubrican parte de esta colección permanente. Algunos de sus trabajos ven la luz de nuevo en Can Prunera, después de estar guardados durante meses en los almacenes de Es Baluard.

El museo cuenta, además, con una amplia biblioteca especializada en arte, una colección de libros difíciles de encontrar en el mercado y de valor inestimable. Muchos de éstos se presentan ilustrados por Joan Miró, de quien hay diferentes obras en Can Prunera.

Próxima a la escalera principal encontramos Monasterio de Poblet, de Rusiñol, un artista estrechamente vinculado a Sóller, donde halló a numerosos amigos como el boticario o el médico Serra. Rusiñol plasmó en diferentes cuadros algunos de los cementerios más bonitos del mundo, entre ellos el de Sóller. Solleric y amigo de Rusiñol era Cristòfol Pizà, del que se puede encontrar en el nuevo museo modernista el retrato de Trinita Pastor. La pieza está dedicada por el artista a «Trinita Pastor por ser tan bonita». Pizà hizo este retrato después de estudiar en la Academia de Bellas Artes de Roma gracias a una beca que otorgaba entonces la diputación balear.

Precisamente en Sóller estuvo afincado Joaquim Mir. El pintor, uno de los grandes exponentes del paisajismo y atraído por la luz mediterránea, dedicaba muchos de sus cuadros a sa Calobra o al paisaje más salvaje del Torrent de Pareis. Integrado en la vida de la Vall, Mir participaba en las tertulias que se organizaban en Sóller y en las que participaban otros artistas.

Ejemplo de la relación de algunos artistas con pintores mallorquines es la amistad de Juli Ramis con Picasso, de quien se puede encontrar en Can Prunera el dibujo Etudes de visages masculins. Gracias a esta amistad entre el solleric y el malagueño, Ramis conoció al marchante Kanhweiler, con quien llegó a firmar un contrato como pintor realista.

El paso de algunos de los pintores más representativos del XIX y el XX por la Isla lo conocemos hoy gracias a la relación que éstos mantuvieron con otros artistas contemporáneos suyos. Éste es el caso de Henri Matisse. Poco sabríamos de la visita del pintor francés si no le hubiera contado a Joan Miró que visitó la Isla por recomendación médica. Matisse padecía reuma, viajó a Mallorca para huir del frío de París, pero confesó a Miró que no soportaba el frío en Mallorca y se marchó a Argelia, donde pintó más de un centenar de cuadros. Sóller cuenta con la única obra que hay ahora en Mallorca del pintor francés, una hermosa figura femenina, titulada Yvonne.

Recuerdo
Parece que más desapercibidos pasaron los veraneos de Paul Delvaux. Como recuerdo de aquellas visitas, queda un retrato de una camarera del bar de un hotel de Peguera que frecuentaba, Portrait de femme, que hoy puede verse en la colección permanente de Can Prunera. Delvaux criticó ya en aquella época, los cincuenta, cómo se estaba destruyendo la Isla. Fue durante una entrevista que el francés concedió desde Sóller con motivo de la inauguración de una exposición en el gran Ballet de París.

Estas obras son sólo algunas de las piezas más importantes que visten hoy Can Prunera, obras de riqueza y valor histórico.