Según los expertos en fortificaciones, la restauración de la torre se hizo sin rigor histórico.

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MARIANA DÍAZ

En algunas ocasiones, la lucha de la sociedad civil por la salvaguarda del patrimonio histórico obtiene sus frutos. Así ha sucedido con parte de la «lamentable» restauración de la fortaleza de Portopetro (Santanyí), denunciada desde 1996 por el Grup d'Estudi de les Fortificacions de Balears (GEFB). El Consell de Mallorca acaba de ordenar que la barandilla exterior de acero inoxidable pulido debe ser retirada y, en su lugar, se ha de colocar la cuerda y los anclajes de hierro previstos en el proyecto inicial. El Ajuntament de la localidad tiene un plazo de tres meses para rectificar una rehabilitación que, desde su inicio, fue criticada por los expertos. La torre es Bien de Interés Cultural (BIC).

Angel Aparicio, presidente del GEFB, mostró ayer su «satisfacción» por la resolución del Departamento de Patrimoni del Consell, aunque critica la «lentitud» de la resolución, «que ha tardado un año desde la última denuncia que pusimos, en agosto de 2008».

En la sede de esta entidad ciudadana recibieron «numerosas denuncias de los vecinos» de la zona contrarios a la barandilla, «un elemento que es ilegal, que refleja el sol causando un gran impacto visual, que vulnera la legislación vigente sobre bienes catalogados y que no estaba incluida en el proyecto». En éste, de 1994, «se autorizaba la colocación de un pasamanos exterior formado por unos ganchos de hierro encastados en el muro y unidos por una cuerda de un extremo al otro». Lo curioso es que sí se colocaron unos ganchos, «aunque no se adaptaban a los aprobados en 1994», cuando Patrimoni dio visto bueno al proyecto, pero, finalmente, se instaló la citada barandilla.

Aparicio recuerda que el GEFB presentó al Consell, en 1997, «un detallado informe de asesoramiento, con datos históricos e imágenes» sobre la torre, porque «estábamos en desacuerdo con la restauración; el informe no se tuvo en cuenta y las obras finalizaron con un resultado nefasto para el patrimonio arquitectónico».

Por la barandilla no fue el único error. Aparicio reprocha que cuando se aprobó el proyecto, el Consell eliminara del mismo «la reconstrucción de la barbacana o garita superior, que sabíamos como era por los grabados del Arxiduc». Además, los matacanes superiores o elementos que defendían la escalera de acceso han quedado «reducidos a un burdo adorno imposible de identificar como tal» y, finalmente, la chimenea interior no se recuperó «y se sustituyó por una alacena». El resultado final fue un trabajo «carente de rigor histórico y arquitectónico».