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M.DÍAZ Las canciones de amor y de crítica del cubano Pablo Milanés y «la reivindicación del placer de la vida cotidiana» que interpreta la mallorquina Tiu llenaron ayer el patio de La Misericòrdia durante la cuarta edición del MallorcaMón Festival.

Organizada por la Obra Cultural Balear (OCB), esta fiesta de la música foránea y autóctona tiene por objetivo «convertirse en una proclama alta y clara contra todo tipo de segregación, de discriminación y a favor del diálogo y el entendimiento entre culturas». Así lo explicó en su discurso de bienvenida el presidente de la OCB, Jaume Mateu. Si Mateu pidió a los mallorquines que miren sin «reticencia» el bagaje con el que viajan los inmigrantes, a estos también les hizo una petición, que asuman el catalán «como lengua de relación», es decir, «de cohesión y de promoción social», lo que, a su juicio, no significa «renuncia» de sus orígenes, sino «una suma de esfuerzos en la construcción de un futuro».

Milanés llegó ayer a Palma con la tensión arterial alta debido a una «gira estresante» por Latinoamérica y España, según explicó su asistente personal, y por la mañana no pudo acudir a un encuentro con la prensa. El artista tenía pensado interpretar los temas de su disco Regalo, y finalizar con las canciones más populares de su amplio repertorio, en un concierto íntimo acompañado sólo por dos músicos.