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Baltasar Porcel vivió la vida con pasión y cumplió el sueño de convertirse en escritor. Lo hizo sin abandonar ni sus raíces ni su lengua, aunque para ello tuviera que abandonar la isla que le viera nacer en busca de oportunidades en un lugar mayor y más cosmopolita, Barcelona.

Porcel era tan intenso como sus personajes y con su obra buscaba «la capacidad de suscitar puntos de vista». Por eso, era capaz de contar que, por ejemplo, su última novela, Cada castell i totes les ombres, que había comenzado antes de la enfermedad y entonces no le convencía, comenzó a tomar auténtico sentido tras aquella: «La enfermedad cambió mi perspectiva; la lucha por la vida, la visceralidad, la vitalidad y los personajes cobraron carne, pasiones, ilusiones. La enfermedad vitalizó el libro».

Dos años después de la operación de cáncer a que fuera sometido en 2006, el escritor de Andratx comentaba que había escrito parte de su última novela en el hospital: «Respondiendo a la vida y a la gente que vive en ella con pasión». El luchó por su superar la enfermedad con todas sus fuerzas. Lo confesó en Madrid, en el World Congress of Psycho-Oncology: «Creo en el deber e incluso en el placer de la lucha. Porque si no es por nuestra vida y nuestras ilusiones, por el amor que nos une a los demás, ¿por qué tendríamos que luchar?».

Tras abandonar el Clínic de Barcelona, el autor de Cavalls cap a la fosca y Olimpia a mitjanit hablaba muy a menudo de cómo se sentía, no como autor, sino como persona. Y los mismos buenos titulares que daba cuando le preguntabas sobre cultura, literatura, política o arte, seguías encontrándolos cuando le interrogabas sobre la enfermedad. Así era Baltasar Porcel, quien, en 2008, dijo a nuestro compañero Carles Domenec: «Escribo fundamentalmente para los lectores inteligentes, para la crítica y para la historia de la literatura, no para ganar dinero ni para el éxito».

El escritor siempre fue rotundo y seguro de sí mismo. Era consciente de que vivía de «decir lo que pienso», tanto en sus artículos publicados en La Vanguardia y en Ultima Hora, como en su obra literaria, y de que tenía muchos lectores que esperaban leer «lo que digo», tanto si estaban de acuerdo o no con él.