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JUAN MORA La Fundació Pilar i Joan Miró se transformó ayer, con la luz de la mañana de Sant Joan, en un circuito de talleres infantiles relacionados con la exposición Barceló abans de Barceló 1973-1983. Aprovechando la onomástica de Miró y la apertura de la muestra, que se inauguró por la tarde, los niños se divirtieron aprendiendo nuevas formas de ser creativos. Todo ello inspirándose en las obras e iconografía de Barceló. El día acabó con las actuaciones musicales de Pere Pla y Biel Majoral.

Hugo Moyá Rabaneda, un niño de cuatro años, al preguntarle si se había divertido, respondió con una gran euforia e ilusión «¡sí, muchísimo!». Como Hugo, muchos otros niños lo pasaron en grande en los talleres conducidos por los artistas Maria Isabel Uribe, Isabel Castro Jung, Fabian Schalekamp y Mayte Bayón.

Al museo en familia
Los familiares y acompañantes se mostraron igual de satisfechos. Alba Femenía, por ejemplo, creyó más conveniente ir con su sobrino al museo que a la playa: «Creo que estas actividades están muy bien. Ahora los pequeños tienen vacaciones y aquí tienen la oportunidad de pasárselo bien con otros niños y de poner en práctica su creatividad», comentó.

En la parte superior de la Fundació, en Son Boter, se llevó a cabo el taller Objecte peça del desig, en el que se utilizaron camisetas y bolsas como soporte creativo, en vez de un lienzo. «Con esto se pretende que los niños creen con elementos y colores divertidos», explicó Maria Isabel Uribe. Por su parte, Isabel Castro Jung explicó que en Cadàver exquisit «los niños crean animales fantásticos como los que aparecen en las obras de Barceló».

En los jardines inferiores, el Paisatje teatral de Fabian Schalekamp consistió en «mostrar a los niños un paisaje de una obra de Barceló. A partir de ésta, los chicos pintan sobre trozos de cartón otros paisajes. Cuando acaben todos las expondremos a diferentes distancias sobre un escenario hecho de cartón. Así pretendo crear un efecto de espacio teatral tridimensional».

Mayte Bayón organizó dos de las actividades. En Autoretrats fingits los más pequeños se pintaron la cara, usaron narices de plástico, gafas de sol y otros objetos «convirtiéndose así en un personaje inesperado». Els secrets del jardí fue una actividad relacionada con los tesoros de Barceló. A los chicos les dieron cajas de cartón que tenían que llenar con al menos ocho objetos de la naturaleza que encontrasen en puntos difrentes de los jardines. «Por ejemplo plumas, semillas o tronquitos; después la pintarán y la convertirán en su propio tesoro», comentó la artista.