Fenómeno fan. Desde primera hora de la mañana, los seguidores de ECDL, la mayoría adolescentes, hacían cola en las puertas de Son Moix. Más de 7.000 personas arroparon al grupo madrileño, como ya hicieron en su anterior visita a la Isla, hace sólo un año.

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XAVI SOLÀ

Era de prever que el público mallorquín sería bastante madrugador para recibir a El Canto del Loco (ECDL) en la gran fiesta que se organizó en el párking de Son Moix. El anuncio de un posible descanso de los madrileños, sin duda, animó la convocatoria a este gran concierto de la gira ¡Hasta luego!, que reunió anoche en Palma a unas siete mil personas.

Temperatura agradable, fenómeno fan más que preparado y escenario de montaje espectacular. La ubicación del concierto fue bastante cuidada con servicios, reservado para minusválidos, tiendas de merchandaising y una gran barra para aliviar los calores, que se reavivaron con la entrada en el escenario de El Canto del Loco.

Con camiseta negra y jeans del mismo color, el líder del grupo madrileño, Dani Martín, subió al escenario para arrancar con La suerte de la vida, del último disco de la formación, De personas a personas. El concierto comenzó a rodar, sobre todo, con los temas del último álbum en una apuesta más rockera, pero la entrega del público fue máxima en cuanto sonaron los primeros acordes de Son sueños. Le siguieron otros tan conocidos como La madre de José, Siete vidas o Eres tonto, con un sonido bastante bueno, gracias a la excelente ubicación del escenario.

Quizá ésta sea la despedida temporal de El Canto, un grupo asentado en Algete y encuadrado en la parrilla de vanguardia del pop-rock estatal, que echaron a rodar por la escena musical en el año 2000. Orillados al nuevo milenio, comenzaron a forjarse un nombre en el universo magnético de las radiofórmulas, que dio sus frutos de la mano de la edición de su segundo LP, A contracorriente (2002).

El año 2003 supuso para ECDL un punto de inflexión, por una parte Iván Ganchegui, uno de sus miembros fundadores, decide apearse voluntariamente del proyecto y, en segunda instancia, la banda -que con anterioridad ya había mostrado síntomas de grandeza- acaba por explotar todas sus virtudes y, de la mano de sus nuevas aventuras en alta fidelidad (Estados de ánimo 2003), acaudilla globalmente el espectro musical de lengua hispana, para acabar vendiendo más de 400.000 copias del disco.

Tildados de fenómeno social auspiciado en la afluencia masiva a sus ceremonias musicales en directo, ventas multitudinarias de sus entregas discográficas e indesmayables descargas en red y politono, ven coronada su trayectoria con el inminente desembarco en el formato panorámico: las salas de exhibición de medio mundo aguardan la irrupción del filme que abordará su historia.