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C.DOMENEC x BARCELONA En la novela La mort de Miquel Bauçà, que edita Fonoll, Abel Cutillas (Vinaixa, 1976) se aproxima a la vida y a la literatura del escritor de Felanitx a partir de la noticia en los medios de comunicación de su muerte en soledad, en un piso del centro de Barcelona, hace cinco años. «El fenómeno Bauçà empezó con la muerte, que es lo inverso a una biografía y debería llamarse una mortología o una tanatografía, con la muerte como inicio de todas las cosas», comentó Cutillas.

El autor se aproxima a Bauçà como lector. «No soy un especialista en Miquel Bauçà ni he pretendido escribir un estudio o un ensayo», adelantó Cutillas, quien mantuvo que «mucha gente descubre en Bauçà que no ha leído nunca nada igual y que es un escritor fuera de toda categoría».

Licenciado en Historia y en Filosofía, Cutillas afirmó que «su libro El canvi es totalmente innovador, está escrito de forma totalmente explícita y en presente absoluto». Más interesado en la obra de Bauçà que en el personaje, añadió que «lo importante son los textos y cualquier payasada que se le hiciera no le afectaría». «En las letras catalanas, como todo el mundo tiene que buscarse la vida, se acaba haciendo más caso de las personas que de los textos y por eso, muchos, cuando muere, desaparecen en el olvido».

Otro aspecto relevante de su aproximación a Bauçà, con elementos verídicos y otros novelados, es la importancia que el autor catalán da al barrio del Eixample (Barcelona) en la vida del mallorquín. «El Eixample es un mito urbano y una cuadrícula que permite el anonimato, una línea de huida», concretó Cutillas, tan periférico como Bauçà y llegado a la vida urbanita de Barcelona desde la comarca de Les Garrigues (Lleida).

«Comparto con él el localismo de no ser del Eixample, que ya es en sí una identidad, y me interesa como mallorquín en el sentido de alguien de fuera que llega al Eixample», reflexionó el novelista.