Óscar Mayol, presidente del Ferrocarril de Sóller, dando la bienvenida al público presente en la inauguración de las nuevas propuestas de la Fundación Tren de l'Art ante las autoridades asistentes. Fotos: TERESA AYUGA

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MARIANA DÍAZ/JOANA NICOLAU

El histórico Ferrocarril de Sóller luce desde ayer en sus ventanas los colores de Miró, el azul, rojo y amarillo con los que el artista pintó tantos pájaros, estrellas y lunas en su personal lenguaje. Un detalle del grabado de Miró La maja negra, que se expone en la estación del tren de la capital de la Vall, se ha convertido en la imagen corporativa de la citada empresa que, además, ha podido contar con reproducciones de seis dibujos de infancia del artista para decorar los vagones.

Este importante acontecimiento trascendió ayer la esfera empresarial para convertirse también en un hecho cultural que el Ferrocarril de Sóller y la Fundació Tren de l'Art celebraron con motivo de las ferias de mayo de la localidad. Los invitados al acto viajaron de Palma a Sóller en los emblemáticos vagones y fueron los primeros en contemplar las reproducciones de los dibujos que Miró pintó en Mallorca cuando tenía doce años, cuyos originales se encuentran en la Fundació Miró de Barcelona. «Estoy seguro de que mi abuelo estaría encantado de ayudar a un tren de tanto prestigio», comentó Emili Fernández Miró, nieto del artista, antes de subir al tren que llevaría a los invitados desde Palma a Sóller. Y corroboró que su madre, Dolors Miró, estuvo de acuerdo con la idea dada la relación que el genial creador tuvo con la localidad, de donde era su familia materna y adonde acudía en verano. Precisamente, en uno de esos dibujos que podrán disfrutar los viajeros del tren, el Miró niño escribió la palabra 'Sóller' junto a su firma. Los otros, todos imágenes de la Isla, representan sa Llonja, el Castell de Bellver, unas barcas o unos molinos.

Tras la llegada a Sóller tuvo lugar la inauguración oficial de esta singular propuesta de la Fundació Tren de l'Art que, con motivo de las fiestas de mayo, se complementa en la misma estación con una exposición del pintor solleric Juli Ramis con motivo del centenario de su nacimiento.

El president del Govern, Francesc Antich; el alcalde de Sóller, Guillem Bernat; el delegado del Gobierno, Ramon Socías, y otras autoridades apoyaron con sus palabras iniciativas como las inauguradas ayer y con las que la capital de la Vall «se está abriendo camino como una ciudad de referencia cultural en el Mediterráneo».

El bautizado como «único tren mironiano del mundo» o Can Prunera, y la importante preservación del vasto patrimonio que legaron a Sóller las generaciones precedentes fueron puestos de relieve por Antich como «apuestas con las que se busca la diferencia y contribuyen a singularizar nuestra tierra como destino turístico».

Tras unas palabras de Emili Fernández Miró en las que instó a que todas las personas e instituciones disfruten «con respecto y amor de ese patrimonio», el presidente de la Fundació Tren de l'Art, Pere A. Serra, destacó que con la doble inauguración, «se reencuentran dos viejos conocidos. Uno como pintor universal y otro un artista, de momento, con un reconocimiento más local».

Al parecer, ambos creadores se conocieron en Londres durante una exposición antológica de Miró, según explicó tras varias anécdotas Pere A. Serra.

La muestra de Juli Ramis, integrada por obra de diversas colecciones particulares, permanecerá abierta sólo hasta pasado mañana, lunes, en el mismo vestíbulo de la estación.

El Ferrocarril de Sóller y la Fundación Tren de l'Art rindieron homenaje ayer en la estación del tren de la localidad a uno de sus hijos más creativos, el pintor Juli Ramis, en el centenario de su nacimiento.

El trabajo del artista que vivió en París, donde conoció a los grandes maestros de las vanguardias históricas, y en Tánger, donde alternó con el escritor Paul Bowles, se ha resumido en una exposición de 14 lienzos se que abre con un autorretrato.