«Se había convertido en un acontecimiento anual. Hoy el destinatario de la flor cumplía ochenta y dos años...». Así comienza la novela triunfante del Dia del Llibre, Los hombres que no amaban a las mujeres, del fallecido Stieg Larsson. La primera parte de la trilogía Millennium sólo tuvo un competidor, a su mismo autor con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Le siguieron Javier Cercas con su análisis del 23F y la saga Crepúsculo, de Stephenie Meyer. Mientras que Crònica àrab de la Conquesta de Mallorca, traducido por Guillem Rosselló Bordoy y Nicolau Roser, fue una de las obras más vendidas en catalán, junto a El Silenci, de Gaspar Hernández, o L'últim home que parlava català, de Carles Casajuana.
El calorcito animó la fiesta del libro y la crisis no rascó ni un euro. Las previsiones eran optimistas y, por la tarde, el lleno fue total. «La Setmana del Llibre en Català y la Fira del Llibre Antic han funcionado muy bien y esperamos vender más o igual que el pasado Sant Jordi», avanzaba el presidente del Gremi de Llibreters, Francesc Moll, desde la plaça de Cort, que este año ha ganado en alegría con la incorporación de más librerías. Allí se concentraron a primera hora las dirigentes de la Cultura de las diferentes administraciones, acompañadas por la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, y la presidenta del Consell, Francina Armengol, para dar el pistoletazo de salida a la venta de libros.
Los más madrugadores, los niños y adolescentes. Unos, guiados por actividades escolares y otros, porque ayer fue el día de romper la hucha en favor de la literatura, alegraron la mañana con su participación en la lectura de rondallas, que se estrenó con En Joanet i els set missatges.
Por la tarde, buenas noticias. Todos los libreros, achicharraditos por el sol, se mostraban contentos. Buenas ventas, aunque sin cifras seguras.
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