El espectáculo He visto caballos es una de las apuestas más teatrales de la compañía de danza Mal Pelo, que dirigen el mallorquín Pep Ramis Pep Ramis y María Muñoz. La obra se representará el 7 de febrero en el Teatre Principal de Palma después de un periplo por Salzburg (Austria), donde se preestrenó; Lisboa (Portugal),; el festival Temporada Alta de Girona y, el pasado fin de semana, el Teatre Lliure de Barcelona.
El proyecto está inspirado en el libro De A a X de John Berger, que publica Edicions 1984 en catalán. El escritor inglés ha colaborado en el montaje. «Nos reunimos para decidir cómo trabajaríamos, pero no hemos realizado una versión del libro», remarcó Ramis.
«He visto caballos es un poema de amor y resistencia vital contra unas circunstancias, las de dos personas que, por razones básicamente políticas, no pueden convivir porque uno de ellos está en la cárcel», afirmó Ramis. En el texto de Berger, el autor descubre en una celda de una cárcel abandonada unas cartas a un preso, acusado de terrorista, escritas durante años por una mujer. Ramis y Muñoz, a partir de ahí, construyen un universo que mezcla la opresión carcelaria con la cotidianeidad y el anhelo de libertad descritos en las misivas.
Los dos bailarines llevaban siete años sin bailar juntos en un montaje. «Nuestros dúos son siempre un punto de inflexión para abrir nuevas vías porque entre nosotros existe una complicidad difícil de describir», apuntó el mallorquín. En He visto caballos, Mal Pelo recurre nuevamente a la integración de la danza con elementos multimedia. La voz grave de Berger y la del poeta palestino Mahmoud Darwish acompañan a los bailarines.
El vídeo del galope de unos caballos traslada el pensamiento del reo al exterior de su celda. «Ha sido un espectáculo difícil de construir», señaló Ramis, quien añadió que «me interesa mantener la intensidad durante una hora y veinte».
Una ventaja en la elaboración de los proyectos de Mal Pelo es L'animal a l'esquena, el centro de investigación que Ramis y Muñoz montaron en 2001 en la localidad gironina de Celrà, donde se imparten talleres y se intercambian ideas con creadores de todo el mundo. «Recibimos a mucha gente y absorbemos muchas formas de trabajar».
Además allí preparan las obras de la compañía con total libertad.
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