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O. QUINTANILLA x MADRID «No tengo ni idea», exclamó ayer en Madrid el pintor Miquel Barceló a cuando este diario le preguntó por el presupuesto de la decoración de la gran cúpula de la Sala de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, tras la rueda de prensa en la que presentó su trabajo con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Àngel Moratinos. Durante la misma, no se aportaron cuantías económicas ya que, según afirmó el ministro, «el arte no tiene precio y no hay que confundir el precio con el valor artístico». No obstante, Moratinos admitió que el 40 por ciento de la financiación del proyecto fue sufragado por dinero público, y el resto por entidades privadas. La Fundación Onuart, impulsora del proyecto, ha contado con la colaboración del Govern, que aportó una cuantía de 150.000 euros.

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En la financiación de esta obra pictórica han participado empresas como Telefónica, Repsol YPF, Banco Santander y Grupo Hotetur en calidad de patronos empresariales de la Fundación Onuart, así como entidades colaboradoras como el Grupo Barceló, Sa Nostra y otras Comunidades Autónomas como Asturias, Andalucía, Extremadura y Catalunya. Inicialmente el Grupo Drac mostró su predisposición para participar, pero debido al concurso de acreedores que atraviesa actualmente, no ha podido ser.

La inauguración será el próximo 18 de noviembre, en vísperas del 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por Sus Majestades los Reyes con el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon. Asimismo, estarán presentes el presidente del Govern, Francesc Antich en compañía de dos consellers, cuyos nombres aún se desconocen y del delegado del Gobierno, Ramón Socías.

El Consejo de Ministros autorizó la concesión de casi 2 millones de euros en diciembre de 2007 para remodelar la sala XX del Palacio de Naciones Unidas desglosada en dos partidas: una de 500.000 euros procedente del Fondo de Suficiencia y otra, por 1.462.700 euros vinculados a los presupuestos de 2007. Moratinos que expresó su orgullo por el resultado de 13 meses de trabajo, «cuando parecía imposible sacarlo adelante», no desveló ninguna cuantía y aseguró que estamos ante una «nueva manera de hacer diplomacia exterior» que refleja la globalización a la que estamos sometidos. El ministro afirmó que se trata de «la gran obra artística, la capilla Sixtina del siglo XXI», por lo que la sociedad española «debe sentirse orgullosa de contribuir así a un mundo mejor, de solidaridad, diálogo y conocimiento».

El artista de Felanitx reconoció que las cuevas del Drac le han influido «absolutamente» y describió la decoración de la bóveda como un «mar agitado» como metáfora del mundo en el que vivimos y sus culturas.

Este espacio, en el que han trabajado 20 personas bajo la dirección de Barceló y se han empleado hasta 35.000 kilos de pintura y pigmentos, acogerá las reuniones del Consejo de Derechos Humanos.