El cantante Miguel Bosé, en una imagen promocional de su gira Papitour 2008.

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JONAS CLIMENT Haciendo un ejercicio reduccionista, y del que se puede diferir, los músicos tienen tres maneras de enfrentarse a las entrevistas: el tipo 1 no muestra especial interés en responder a ninguna de las preguntas; el tipo 2 sólo lo hace a placer ante preguntas estimulantes y que se salen de los tópicos; y el tipo 3 ofrece su mejor disposición de forma incondicional. Miguel Bosé pertenece a esta última clase y da gusto hablar con él, y aunque sólo te dejen hacerlo durante diez minutos, su naturalidad a la hora de profundizar en cuestiones complejas hacen que la experiencia valga la pena. La exitosa gira del cantante, Papitour, aterrizará el 3 de julio en la Plaza de Toros de Palma, donde sus seguidores podrán corear los grandes éxitos de su carrera.

«De puertas afuera he tenido una carrera que la gente conoce, pero detrás de las apariencias hay otra lectura. De pequeño fui una persona callada y tímida de forma que durante mi juventud salió mi parte oscura», reconoce sin rubor el cantante sobre una etapa de su vida, -al cumplir los 30 años-, en la que se entregó a la noche y a todas sus consecuencias. Su descenso a las tinieblas del hedonismo, sin embargo, le ayudó a conocerse a si mismo y «encajar todas las piezas» y hoy parece vivir uno de los mejores momentos de su carrera profesional y personal.

El proceso artístico
En el mejor de los casos, se presupone que la madurez va acompañada de una paz interior y aburguersamiento (feliz) imposible de disfrutar durante la juventud. ¿Ha llegado Bosé a ese punto? ¿Podría seguir creando si 'asesina' a ese artista torturado que habitaba en él? «En la bonanza hay muy poca creatividad», asegura Bosé, quien sigue danzando con el diablo y bebiendo de su inspiración. «Hay que tener el enfado constante de la duda y estar en ese territorio incómodo que provoca un estrés poco confortable. Toda la creatividad nace del roce y el choque», explica sobre su manera de afrontar el proceso artístico.

Mucho se ha hablado sobre la educación de Bosé como un factor determinante en su forma de ser y en su carrera. Hijo del torero Luis Miguel Dominguín y de la actriz italiana Lucía Bosé, el actor creció en un ambiente rodeado de arte y cultura, siendo amigos íntimos de su familia personajes como Pablo Picasso y Ernest Hemingway. Una infancia así marca, pero, ¿pudo hacerlo tanto como para condicionar al cantante incluso contra su voluntad? «No puedes elegir el ambiente en el que naces y este te condiciona, así que se trata de integrar y optimizar tu materia prima», explica Bosé, cuya trayectoria es el mejor ejemplo de que el artista ha sabido aprovechar todo ese potencial. «Durante mi carrera he dispuesto de espacios para hacer lo que tenía ganas de hacer en cada momento y crecer así en cada proyecto», dice el artista repasando un recorrido artístico que, reconoce, debe en gran parte a la fidelidad de sus seguidores. «Es una suerte tener gente que te siga y además te pida que siempre evoluciones». Esa conexión no podría explicarse mejor que en sus propias palabras: «Tengo un público muy suicida».

Miguel Bosé Gira Papitour 2008 . Plaza de Toros de Palma. 3 de julio, a las 22.00 horas. Entrada a 35 euros.