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JULIO HERRANZ La presencia de Jacqueline Bisset, quien presentó ayer en el Ibiza Film Festival Death in Love, junto al director del film, Boaz Yakin, y su esposa, colaboradora en el proyecto, causó revuelo entre los cinéfilos y medios que acudieron a cubrir la rueda de prensa.

La actriz anglofrancesa se mostró generosa, amable y paciente con todos, hasta con salidas tan apreciadas para un titular como ésta: «Una de mis fantasías es aprender español y hacer una película con Javier Bardem». Mostrando una clara admiración por nuestro país, con comentarios como: «Los españoles son una raza orgullosa y elegante». «Hay algo en el espíritu español que lo siento muy cerca», contando la anécdota de que de niña quedó impactada cuando su madre la llevó a ver a Antonio el bailarín; y mostrando su admiración por el cine español y sus actores y actrices, de los que dijo que «son sensuales sin dejar de ser reales».

En cuanto a la dura y compleja historia que cuenta Death in Love, fue Boaz Yakin quien resumió así la película: «Va sobre los ciclos psicológicos dolorosos, que pasan de generación a generación. Algo que sucede a mucha gente. Creemos que andamos por una línea recta y lo que hacemos es repetir los ciclos», precisó. Por su parte, Jacqueline Bisset reconoció que su personaje siente un amor profundo y obsesivo, de un romanticismo terrorífico», hacia el doctor nazi del que se enamora en un campo de concentración y al que espera 40 años.