Imagen del violinista Blai Justo, fundador de la Associació Barroc Mallorca. Foto: JULIÁN AGUIRRE

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CELIA HEREDIA

Los siglos XVII y XVIII abarcaron una de las épocas musicales más largas, fecundas, revolucionarias e influyentes de la música occidental. Sin embargo, «ahora la música no suena igual, las técnicas de interpretación y la forma de construir los instrumentos han cambiado», señaló Blai Justo, concertista y solista de violín barroco. Su curiosidad por saber cómo sonaba la música en aquella época, le ha llevado a estudiar en profundidad este instrumento y, a través de él, dar a conocer la música antigua en Mallorca.

«Se trata de un instrumento que en España es poco conocido», explicó Justo. En Bélgica me dediqué por completo a estudiarlo con el profesor Sigiswald Kuijken, la persona que más ha profundizado sobre este tema y un referente de la música antigua en Europa. «Mi intención es difundir el carácter original de esta música y que la gente la conozca», señaló Justo. «Por eso he creado la Asociación Barroc Mallorca con la que en abril impartí mi primer curso». «En él, la mayoría de los alumnos inscritos conocían el instrumento, pero desde otro punto de vista». Para Justo, «lo ideal sería que se creara un departamento de música antigua en el Conservatorio Superior de Música de les Illes Balears e impartir clases de violín barroco de manera oficial».

La diferencia entre el violín barroco y el violín moderno es que este último implica un sonido con poco cuerpo, en el que se eliminan los armónicos y se deteriora el barniz. Según Blai, «una concepción diferente del sonido». Por eso quería reproducir el violín en su momento de evolución, ya que siempre le han atraído las cosas auténticas. Autenticidad que nace de una infinidad de detalles como son la curvatura del arco, las cuerdas de tripa, su afinación y la reproducción de la técnica antigua en la construcción del instrumento.

Blai Justo coloca sobre su hombro un violín construido por Dimitry Badiarov, un luthier que vive en Japón y que construye violines tal y como se hacían en el siglo XVII . Un violín pensado con criterios históricos y detalles que hacen de él un instrumento vivo, con un sonido cálido y un lenguaje armónico lleno de matices.

El interés de Blai justo por la música barroca también le ha llevado a realizar una labor de investigación para recuperar el repertorio violinístico español del siglo XVIII.

Arcangelo Corelli fue un violinista italiano y compositor de música barroca cuyo estilo interpretativo sentó las bases para la técnica violinística del barroco. Desde entonces, el violín fue adquiriendo la misma relevancia que instrumentos como el clavicémbalo, la viola de gamba, el laúd o el órgano. Esta relevancia revolucionó su creación, un trabajo artesanal propio de la época barroca en el que los luthiers tenían que estudiar tratados de arquitectura para acertar con las medidas de la caja realizada con madera de haya y abeto. También se tenía que estudiar el grosor de las cuerdas, ya que cada una tenía su propia personalidad. La forma de tocar también era importante y el violinista no apoyaba la barbilla para tocar, algo que hacía que la técnica variara. Con estos violines se interpretaban piezas muy locales, cada ciudad europea tenía compositores destacados, aunque los más importantes en esta época fueron Händel y Bach.