Una de las actuaciones más destacables de ayer fue la de Josep Arthur & The Lonely Astronauts.

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JOAN CABOT

Si la incógnita era saber qué tal le sentaba a la Fira del Disc de Mallorca, en su octava edición, el cambio de localización, parece que la cuestión se ha resuelto favorablemente. El recinto resulta más acogedor, la organización de los stands dejaba un pasillo amplio y transitable y eso hacía fácil ir de uno a otro, curiosear en las cubetas y encontrarte con todo el mundo. Eso sí, alguien debería pasar la aspiradora.

De nuevo, los grupos que actúan en directo son los que salen más perjudicados en un espacio que no está pensado para ofrecer unas condiciones acústicas óptimas. El escenario del hall, donde tocaban la mayoría de bandas locales, padeció durante las dos tardes las consecuencias, mientras en el interior los técnicos intentaban mantener el volumen a un nivel discreto para así controlar mejor la calidad. Pero no era tarea fácil, y más teniendo en cuenta lo rápido que se hacían los cambios entre grupo y grupo. Había que respetar horarios e iban como un reloj suizo.

Una curiosidad: quien más encendió los ánimos fue La Vereda, que consiguió tener todo el frontal del escenario interior bailando durante su actuación. Y que viva la rumba.

A lo largo de este sábado y domingo han pasado por la Fira del Disc cerca de 14.000 personas, según estimaciones de la organización. La opinión general de los expositores es que ha sido un buen año, aunque los más veteranos entre los compradores echaban en falta mayor presencia de feriantes extranjeros, el efecto colateral más destacado del cambio de fechas. Pero a pesar de esto hay que reconocer a la Fira del Disc de Mallorca una virtud realmente importante: a diferencia de otras ferias ésta está dirigida al público en general, abierta a cualquier tipo de aficionado, no sólo el entendido coleccionista. Hay algo para cualquiera, desde discos compactos a un precio módico a completas cajas cuyo precio se dispara hasta el par de cientos de euros. De cada año hay más DVD, pero para el aficionado medio lo importante es tener al alcance un surtido en vinilo, imposible de encontrar en la Isla sino es durante este fin de semana al año. Ahí está la prueba de que nada muere. Simplemente cambia de sitio.