Secuencia que ilustra el proceso creativo del Vaquer, desde la primera idea hasta la tira final.

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El bar Zurich de Barcelona ha sido el escenario del que han surgido las miles de historias del rockero más inmortal del mundo del cómic, Johnny Roqueta. Veinticinco años después, y con el mismo sentido del humor, el dibujante mallorquín Rafel Vaquer recuerda los inicios de su carrera en el primer semanario de humor en catalán, Cul de Sac, que continuó años después en la revista El Jueves.

Con motivo del aniversario, se ha publicado el primer volumen a todo color del Johnny Roqueta, Como un amoto. En este libro, Vaquer recopila diferentes historietas de su personaje publicadas entre 2003 y 2004. También se ha organizado una exposición que se celebrará en noviembre en ses Voltes, donde se mostrará una selección de bocetos y material sobre Roqueta. El montaje contará con la colaboración de autores como Max, Àlex Fito, Ricard Chiang o Paco Díaz, entre otros, y con un completo catálogo.

«Ahora tengo más experiencia que entonces, pero el personaje sigue siendo igual. Aunque gráficamente ha evolucionado el estilo, sigue siendo el mismo Roqueta urbano», explica Vaquer, quien asegura que Johnny Roqueta tiene mucho de él, «sobre todo el carácter y la postura ante las cosas, la forma de tomarse la vida siempre con humor, aunque él no tiene hipoteca porque sigue viviendo con su madre».

Desde el año 1982, Johnny Roqueta ha vivido multitud de situaciones, en las que «se le ha utilizado, aunque también al resto de personajes, como comodín para reflejar una postura de denuncia social como, por ejemplo, ante guerras como la de Irak», afirma su creador.

Influido por el trabajo de otros autores como los padres de Mortadelo y Filemón y los dibujantes francobelgas y americanos, Vaquer asegura ser muy poco aficionado al cómic. «Soy de los que los hacen, pero no me apasiona verlos, aunque me enamoro de las cosas que me sorprenden y son diferentes», reconoce.