La biblioteca trabaja en la mejora de las salas. Se han habilitado nuevas estanterías para ordenar los volúmenes.

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La Biblioteca Diocesana de Palma, ubicada en la Casa de la Iglesia, comienza estos días la mejora y acondicionamiento de las instalaciones de este edificio del siglo XVIII y, aunque no está prevista una reforma de sus fondos, la biblioteca utilizará parte de la subvención de 200.000 euros otorgada por el Govern para la prevención de su deterioro.

La biblioteca, que cuenta con una media de 1.500 usuarios especializados al año y tiene unos gastos de 70.000 euros anuales, posee uno de los fondos lulianos más importantes y cuenta con valiosísimos manuscritos datados entre los siglos XIV y XVIII. Entre ellos, se encuentran algunos de Ramon Llull y un fondo de Costa i Llobera, con cerca de 40 textos.

Aunque la Biblioteca Diocesana cuenta con un número indeterminado de libros pendientes de restauración, en este momento, unos 3.000 volúmenes se encuentran en «estado de riesgo» por deterioro, según su director, Gabriel Seguí. Entre ellos, un manuscrito del siglo XVIII de Ramon Llull. «Ya se ha prohibido incluso la consulta de este texto por el mal estado en el que se encuentra», reconoció.

La prevención es una de las principales necesidades de esta biblioteca, que sólo presta libros posteriores al año 1.950 por cuestiones de seguridad y conservación. «Aunque vamos a realizar mejoras, serían necesarios cerca de 500.000 euros para una reforma completa y restaurar el resto del edificio», sostuvo Seguí.

La biblioteca dedicará el capítulo de obras al refuerzo de un ala del edificio -precisamente, el de la calle Posada de Montserrat-, además de una serie de intervenciones para la conservación del fondo mediante la desparasitación de volúmenes anteriores al año 1.950.

Una segunda parte de la subvención se dedicará a aclimatar la biblioteca. Por un lado, la zona de administración y atención al público y, por otro, la sala de reserva, donde se guardan los volúmenes más valiosos del fondo entre los que destacan manuscritos, incunables de 1.450 y 1.500, y los llamados libros raros, libros de cualquier época y tema, pero de gran valor. «En esta sala de reserva se aplicará un sistema especial con ionización para purificar el aire y eliminar gérmenes y prevenir que los haya, con el objetivo de intentar evitar gastos de restauración más adelante», comentó Gabriel Seguí, quien aseguró: «No se va a destinar nada a la restauración de obras. Los talleres públicos de restauración están saturados y los privados resultan muy caros». La mitad del fondo de esta biblioteca es eclesiástico. El resto, libros de historia, filología y filosofía, además de un importante fondo dedicado a las ciencias.